Dirección: Ken Loach
Año: 2016
País: Inglaterra
Género: drama
Duración: 100 minutos
Idioma: Inglés
Protagonistas: Dave Johns, Hyley Squire, Dylan McKiernan, Briana Shann, Kate Rutter, Kema Sikazwe, Steven Richens, Gavin Webster
No son ajenas a nuestra historia reciente las imágenes y situaciones que veremos en esta película. Los frutos del neoliberalismo que se vieron en el 2001 y se volverán a ver si las cosas continúan de esta manera, nos traen de alguna manera situaciones análogas a las descriptas.
Se persiste en apartarse de la solidaridad, de la preocupación por el otro traducida en medidas económicas, que como las adoptadas por el neoliberalismo de Margaret Thacher en su momento en Inglaterra, se alejan del estado de bienestar. Como en el Reino Unido de aquel entonces, se vuelve a implantar un sistema que destruye a los ciudadanos que debiera proteger.
A la vista están, los intentos y las concreciones en nuestro país del engaño a los jubilados, a los trabajadores y a las clases más necesitadas. Sujetos brutales del ajuste puesto en marcha, mientras la oligarquía goza en la plenitud de su gloria basada en la mentira, de los beneficios producidos por todos.
Ken Loach nos describe en el film como un ensamblador de 59 años en el noroeste de Inglaterra cae enfermo y requiere de la asistencia estatal. La enormidad de los obstáculos burocráticos, lo van separando cada vez más de la solución. La cosificación y el trato indirecto a través de la cibernética que va sufriendo, le impide conseguir esta asistencia. En esas circunstancias conoce a una madre de 2 niños, sin recursos, a la que también se le dan soluciones inapropiadas. Unidos por el infortunio, encontrarán en la solidaridad, la fuerza para sobrellevar el combate al que se los expone.
Debiéramos tomar de esta película muy en serio sus párrafos finales. En ellos se rechaza taxativa y claramente el intento neoliberal de reducirnos a meros instrumentos de la economía y el consumo. En la carta que nunca pudo leer en la ficción Daniel Blake dice, lo que muchos argentinos debemos gritar en la cara a los que nos gobiernan:
“No soy un cliente, ni un consumidor, ni un usuario del servicio, no soy un gandul, un mendigo, ni un ladrón. No soy un número de la seguridad social, un expediente. Siempre pague mis deudas hasta el último céntimo y estoy orgulloso. El tipo de personas me da igual siempre las he respetado y ayudado. No acepto ni busco caridad. Me llamo Daniel Blake, soy una persona no un perro y como tal exijo mis derechos. Exijo que se me respete. Yo Daniel Blake soy un ciudadano, nada más y nada menos”.
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