Una abrumadora cantidad de evidencia
Por si los últimos seis meses de gobierno, y las propias declaraciones de Milei no fueran suficientes, la sanción de la Ley Bases en su segundo paso por la Cámara de Diputados establece que los trabajadores pagan más impuestos y los empresarios pagan menos. Si el sueldo por trabajo realizado excede dos canastas básicas, pagas más; pero si sos del decil más rico, es decir ganas mucho más que cien canastas básicas, tenés exenciones impositivas. Más simple todavía: ¿trabajas? Pagas impuestos ¿No vivís de tu trabajo? No pagas impuestos.
Por si hiciera falta una mayor traducción, el gobierno de Milei opera en favor de los sectores más minoritarios y privilegiados, locales y extranjeros, mientras que precariza y exprime lo máximo posible a la mano de obra.
Los hechos
El gobierno llevó adelante negociaciones para poder sancionar la Ley Bases, un paquete de reformas que funciona en la práctica como una reforma constitucional de hecho llevada a cabo por un partido que es minoritario en el Congreso. Para poder sacar a flote esa ley luego de seis meses de un gobierno con todas las variables de análisis en negativo, el bloque libertario cedió muchos cambios en esa ley, entre ellos la privatización de empresas, quita de derechos laborales y la restitución del impuesto a las ganancias que habían quitado Fernández y Massa. Esto último fue rechazado en el Senado y vuelto a tratar en Diputados donde se aprobó hace un día. ¿Es legal su aprobación? De por sí reformar toda la base legal e institucional del país por una sola ley y sin tratar en particular cada punto está viciado de nulidad. Al momento mismo del debate los diputados apenas discutieron algunos puntos de esta ley con más de trescientos artículos, cada uno polémico en sí mismo.
Finalmente, por presiones del gobierno y una inexistente firmeza por parte de los legisladores el impuesto a las ganancias se aprueba en simultáneo con la quita de impuestos a los más ricos (específicamente el tópico “Bienes Personales”), junto con un amplísimo paquete de medidas que facilitan la evasión fiscal, la fuga de recursos naturales y divisas, la criminalización de la protesta, la quita de derechos laborales básicos, entre muchas otras cosas.
Todo esto que el gobierno negoció que no iba a aprobar, al final lo hace igual.
¿Qué implica esto en la práctica? Todo trabajador en relación de dependencia que cobre más de 1.800.000 pesos de sueldo bruto ($1.494.000 netos), en el caso de los solteros, o más de 2.300.000 pesos brutos ($1.781.000 netos), en el caso de los casados, deberán pagar el Impuesto a las Ganancias. Si a esto le sumamos la inflación de diciembre hasta la fecha, más los aumentos de servicios que aún no se han aplicado, el cuadro resultante es una abrumadora caída en los salarios reales, lo que quita poder de compra, lo que profundiza la recesión, lo que aumenta el desempleo, y el ciclo vuelve a comenzar.
El que avisa si traiciona
Durante su campaña Javier Milei afirmó que iba cortarse el brazo antes que sancionar otro impuesto. Sin embargo, a la fecha todas sus extremidades gozan de buena salud. En cierta forma era una expresión igual a “no vas a perder nada de lo que ya tenés” que usó Macri en la campaña contra Scioli. Sí había margen para creerle al hijo de Franco, con Milei era prácticamente imposible dada su prédica anti derechos laborales que esgrimió abiertamente en todos los canales de televisión. En síntesis, está cumpliendo puntillosamente el programa político de las élites: quitar salario y derechos a los trabajadores y darle más poder a los empresarios.
Ahora bien, cuando Massa quitó este impuesto esto afectó las cajas provinciales porque era un impuesto coparticipable. Es decir, les restó fondos a las provincias que además luego debieron afrontar el recorte de Milei y la ahora recesión. El problema es que, en vez de buscar vías alternativas para financiar esos ingresos perdidos, como impuestos a la renta extraordinaria, a la explotación de recursos públicos, o a las tierras improductivas, los gobernadores simplemente negociaron los votos para restituir ganancias. Lo cual apenas alivia su actual situación sostiene el ajuste sobre las espaldas de los trabajadores.
El estado funciona con dinero de los impuestos, y si los ricos no pagan nada, bueno, alguien tiene que pagar la fiesta a la que no fue invitado.
Pero yo tengo que ir a laburar igual
Uno podría pensar que el impuesto a las ganancias es el problema de una minoría de trabajadores privilegiados: de los bancarios, de los aceiteros, de los camioneros… ERROR.
Esto hace no solo que los trabajadores financien todavía más el funcionamiento del estado con sus salarios, sino que también reduce la masa salarial destinada a consumo que sostiene el empleo de otros trabajadores de servicios y producción de bienes. Es decir, baja la demanda y por ende favorece la recesión por no mencionar el hecho de que básicamente se cobra un impuesto al trabajador por… bueno… por ir a trabajar.
Frente a esto los diferentes gremios se han manifestado abiertamente en contra de la aplicación de este artículo de la Ley Bases, llegando algunos a hasta desconocer toda su legitimidad. Por ejemplo, el secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del Chubut, Jorge Ávila, aseguró que irán a un paro general cuando se aplique el descuento que ya se aprobó por ley y que inexorablemente se cobrará. ¿Habrá en verdad un paro de petroleros?
ATE por su parte, desconoce la ley íntegramente por considerarla contraria a los intereses nacionales, no solo el capítulo de ganancias. Su secretario general tuvo duras palabras para la Ley Bases y afirmó que se encuentran en pie de lucha y que no la van a cumplir.
De hecho, la propia CGT ya realizó dos paros y varias movilizaciones contra el gobierno manifestándose abiertamente en contra de sus políticas laborales. Sin embargo, todavía no se han pronunciado al respecto de la quita de derechos sancionada en Diputados, ni han anunciado un plan de lucha que no sea un paro puntual de un 12 Hs.
Por el momento, y hasta que se avizore alguna resistencia seria al avasallamiento del gobierno, los trabajadores volverán a pagar ganancias desde julio. ¿Cuánto se les descuenta? Entre un 5 y un 35% de su sueldo dependiendo los montos y categorías.
¿Existe una forma de reclamar el no cobró de este impuesto? Si, en la calle.