Zoe Fernandez tiene 32 años, y hace tres años que se dedica a tatuar. Antes de ello fue aficionada al dibujo, y aunque no estudió formalmente, sus profesores de la secundaria, entre ellos los artistas y docentes, Federico Bonavita y Guillermo Verón, le transmitieron su amor por el arte. “Ellos me dieron una base muy grande para lo que hago hoy” afirmó sin dudarlo Zoe a VdP Noticias.
“Tenía pendiente comenzar a tatuar, pero por cuestiones económicas no había podido hacerlo ya que los insumos son costosos”, hasta que pudo comprarse una máquina y arrancó a tatuar en su casa, hasta que una amiga, hoy socia, que también en su casa hacía peluquería, la invitó a sumarse a un local que pensaba abrir. Ambas vieron la posibilidad de trabajar juntas y finalmente fundaron “Maldita Suerte estudio”, ubicado hoy en el Barrio Bicentenario de General Rodríguez, lugar en el que fue haciéndose de una importante clientela que la impulsó a seguir creciendo.
Desde entonces, al estar en contacto con otras personas del país que se dedicaban a tatuar, vio que algunas estaban impulsando “una movida de tatuajes solidarios”, destinados por ejemplo a mujeres que tuvieron cáncer de mama y querían realizarse la reconstrucción de la aureola mamaria pero no tenían recursos. Zoe indica que enterarse de eso, y haber atravesado una relación mediada por situaciones de violencia, es lo que la llevó a querer ayudar desde su lugar a “tapar heridas físicas” a mujeres sobrevivientes de violencia de género, “transformando las cicatrices en algo que quieran mostrar”. Su primera experiencia en este tipo de trabajos, fue con una amiga. “Terminamos las dos llorando. Fue un momento muy emotivo” expresó.
En el caso de que alguna mujer se quiera tatuar sólo debe ponerse en contacto mediante el perfil de Maldita Suerte Estudio en Facebook o Maldita suerte Estudio en Instagram. Se acuerda una cita para evaluar la zona a tatuar y acordar juntas el diseño, y finalmente se le otorga un turno para estamparlo en la piel.