El viernes 5 de noviembre el abogado de trabajadores y trabajadoras, Luis Roa, brindó una charla en la seccional del Sindicato de Trabajadores Municipales (STM) de General Rodríguez, organizada por la Subdelegación de Trabajo de General Rodríguez, sobre los planes de flexibilización laboral que intentaran imponer desde los distintos espacios políticos que se alinean, por el momento, detrás de la figura de Mauricio Macri, o aquellos que van a su costado, como Milei y Espert.
La charla comenzó luego de las 19 horas y, además de la presencia del profesor y abogado, Luis Roa, también contó con la presencia de referentes sindicales de los distintos gremios organizadores, como Heber Ríos de Atilra, Víctor Almaraz del STM, Blas Osuna de Camioneros, de la Federación Grafica Bonaerense, UOM, Químicos y Petroquímicos Zona Oeste, Plásticos y Fernando Díaz, por la Dirección de Asuntos Gremiales de la Municipalidad.
Fueron Almaraz y Pablo Dacovich, Sudelegado del ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, también referente de la Juventud de Atilra, quienes dieron las palabras de bienvenida.
Contexto histórico político del debate de flexibilización laboral
Luis Roa, exponente de la jornada, señaló como algo muy importante la necesidad de la formación política de los trabajadores y trabajadoras, pues, “en lo que respecta a la construcción política sindical con nuestros compañeros de clase, estamos perdiendo los votos de los compañeros que están sindicalizados, bajo un convenio colectivo”.
“Evidentemente, agregó, nosotros no estamos pudiendo construir un relato colectivo, ideológico que nos permita llegar a esos sectores”, por lo que “tenemos que trabajar, desde lo ideológico, en como el movimiento obrero se para frente al mundo”.
El abogado explico porque el concepto de Flexibilización laboral debe ser entendido en relación a un determinado modelo económico. Comenzó entonces a explicar el surgimiento de lo que se conoció como Keynesianismo, entre la década del 30 y 1945, con el fin de la guerra.
El keynesianismo, agregaba Roa, sostiene que “mientras todos los economistas decían que la rueda del capitalismo empezaba a funcionar estimulando el poder de los empresarios, este tipo, un inglés llamado Keynes, capitalista, dijo que, entre oferta de bienes y servicios y demanda de bienes y servicios, nosotros estamos a favor de la demanda. Los capitalistas, y el estado también, son quienes ofrecen, la que demanda es la sociedad. La demanda agregada es el consumo popular, de los ciudadanos”.
De esta forma, “si vos pones plata al bolsillo de la gente automáticamente se vuelca al consumo”, a raíz de lo que Keynes llamó “Propensión marginal a consumir”, es decir: “las clases altas y medias cuando tienen un mango hacen sus negocios, pero cuando alguien del pueblo tiene un mango en el bolsillo lo vuelca al consumo”
En este contexto, el derecho al trabajo aparece como socio insospechado de una determinada forma de ver la economía, pero que va entendiendo que se necesita un estado más ancho, que asuma mayores posibilidades de dar respuestas al pueblo.
Roa sostuvo que el keynesianismo en Argentina, “fue el desarrollismo: expansión de la industria, expansión del consumo popular, algunos derechos sociales, pero cuando se empezaba a ensanchar la democracia y las y los laburantes querían más participación, decían…tanto no”.
Allí surgen las diferencias desarrollismo peronismo: “El desarrollismo vendría a ser el keynesianismo, y el peronismo sería el desarrollismo más el protagonismo político de la clase obrera”.
Este predominio de las visiones keynesianistas, sustentado en nuestro país por un avance en la demanda de derechos por parte de un movimiento obrero cada vez con mayor organización y dominio sobre la estructura productiva, finalmente comienza a ser desbancado a partir de la década del 70, con la inconvertibilidad del dólar, la crisis del petróleo, los petrodólares y la generación de deudas artificiales por parte de los bancos norteamericanos, saturados de dólares.
Para ese momento, agrega, “en 1983 la economía real era igual a la economía financiera, hoy la economía financiera el 1800 por ciento de la economía real y los laburantes ocupamos un rol secundario en la economía financiera”.
Roa sintetiza con habilidad los surgimientos teóricos de los planteos neoliberales y monetaristas a partir de los planteos de Hayek, quien sostiene que el problema de occidente estaba generado por un “exceso de democracia”, debido a que el “estado de bienestar acostumbro al pueblo a demandar y la democracia no puede resolver tantas demandas. La justicia social era una inmoralidad y una ilusión”.
Para revertir esto, sostuvo Hayek, la sociedad debe ser modificada mediante shocks. Allí aparecen las sucesivas olas de golpes militares que azotaran a los países de América Latina (Chile fue el primero” pero que también se impondrán en las potencias económicas, aplicando políticas monetaristas que apuntan principalmente a bajar la inflación, al contrario del keynesianismo, ajustando la demanda para sacar el dinero del mercado y, por ende, bajando la demanda, lo que hace que los precios bajen.
En este contexto, señala Roa, la flexibilidad laboral es una necesidad, para estos sectores, también desde el plano ideológico; “Es la desarticulación de todo lo que se vincula con la construcción política del campo popular y no hay proyecto neoliberal monetarista sin reforma laboral”.
Indemnizaciones por Despidos
El derecho a indemnizar, manifestó el abogado, surge de la vulneración de 3 derechos de la constitución de 1857, ni siquiera del artículo 14 bis, sobre derechos laborales, que agregaría la “revolución fusiladora” intentando dar por muerta la constitución de 1949, sancionada durante el peronismo y eliminada por el golpe militar.
En este sentido, menciona la obligación que todos tenemos de no dañar a otro, y si se daña, esto debe ser reparado, y, en caso de que no vuelva a poder ser como era, se deberá pagar de manera justa de forma que cubra todos los daños generados.
Como segundo punto, puntualiza que se vulnera el derecho de igualdad ante la ley, porque no se puede reparar daños de forma selectiva, sino que la igualdad ante la ley se impone también para los trabajadores, como ciudadanos que son.
Finalmente, remarca Roa, la indemnización por despido, también vulnera el derecho de propiedad de los trabajadores y trabajadoras, pues avanza contra el salario, que es propiedad del trabajador.
En este sentido, y en relación a estas discusiones, el docente y abogado manifestó que “pasamos en un mes de discutir la reducción de la jornada de trabajo a discutir de qué manera volvemos o no al siglo 19”, a raíz de los planteos del macrismo de la eliminación de la indemnización por despido.
Agenda del Movimiento Obrero
Para finalizar, Luis Roa sintetizo en un programa reducido pero efectivo, los objetivos cercanos que debería plantearse el movimiento obrero:
1.Hay que avanzar a una reducción de la jornada semanal y de la jornada diaria: 6 horas diarias y 36 semanales. Tenemos que estar muy atentos e impulsar un sistema que limite la cantidad de horas por semana y por días. Pero sin reducción de la remuneración. Estamos discutiendo un proyecto de más largo aliento y posible pues la economía mundial tiene mayor nivel de productividad. Esa rentabilidad se la apropian los empresarios. Esto implica volver a pelear por la apropiación de la renta por parte de los trabajadores.
2.Comites mixtos de salud y comisiones de trabajo: pero dentro de los espacios de trabajo. Tienen que ser el espacio para generar otro tipo de mecanismo en ese lugar de disputa. Recuperar los derechos básicos, discutir la salud, donde empezó todo a finales del siglo XIX, ya que no se podía laburar 18 horas por día. Estos comités están creados, pero nunca se pudieron ejecutar.
3.Derechos para obtener derechos: estabilidad para poder pelear por lo todos los derechos y la construcción de un sindicalismo con potencia para construir una dimensión social que sea capaz de llevar adelante estas luchas.