El viento, ese fenómeno que arrastra semillas, pájaros y nubes para que la lluvia caiga, y multiplique la vida, giraba ayer por la tarde, arremolinando banderas, era como un viento enfurecido, daba la sensación que alguien desde algún sitio oculto soplaba y soplaba, como enterado de lo que transcurría. Escarbé en mi memoria, y no sentí girar jamás ese viento y en este lugar. La multiplicidad de colores que giraban arremolinados, con los rostros de Eva, de Perón, de Néstor y la propia Cristina entremezclaban sus rostros, casi como un milagro, dispuestos a terminar con esa diversidad a veces tan profunda, que secciona al movimiento creado por Perón.
De pronto, algunos compañeros manifestantes, lanzaron bengalas de colores, que el viento se encargó de inmediato de pintar banderas y consignas, hasta pareció una batalla, imposible no rememorar a compañeros desaparecidos, me retrotrajo a dolorosas jornadas, pero la gritería junto al imparable sonar de bombos y cornetas, avisaba que esto era una fiesta y no un funeral, aunque me fue difícil no recordar aquella frase de “…NOS ENTERRARON SIN SABER QUE ERAMOS SEMILLAS!”
No paré de observar cómo se retorcían las ramas del alcanforero, prestando generoso su verde a centenares de banderas. Atrás, indiferente, impertérrita, endurecida, la Iglesia. La imaginé envidiosa, recordé al “Cristo vence” escrito en la panza de los aviones en el ´55 a …Mugica, Podestá, al pela Angelelli, de estar presentes, seguro hubieran abierto las puertas de par en par, sumándose al sonar de los bombos, con el tañir de las campanas.
Me vino a la memoria, aquello de que Gral. Rodríguez era una insignificante parada entre Moreno y Luján …hoy resulta que el kirchnerismo local se constituyó vencedor en el único distrito gobernado por la barbarie macrista. La fuerza de la militancia, el patear los barrios, el machacar mano a mano con los vecinos, que permanentemente bombardean sus cabezas a través de la tele con mentiras, más el aporte agrupado en las fuerzas del trabajo nucleados en los sindicatos, permitieron por cierto este triunfo …me pareció escucharlo al General con su inconfundible voz ronca, de faso y de filosas verdades, entre los trapos que lo zarandeaban, cuando afirmaba que los trabajadores eran la columna vertebral del movimiento peronista …y sí, tenía razón “el viejo”. La fuerza de la unidad es imparable.
Ya con la tarde agonizando, volvíamos a nuestras casas, a nuestros locales, a hablar a solas con nuestra propia historia en esta historia apretujada de luchas, éxitos y fracasos, que hoy remata todo un largo y duro trajinar, el andar de un pueblo que sólo desea ser libre, para sentirse feliz, objetivo fundamental de este paso por la vida , que hoy, parafraseando al compañero Guillermo Moreno, diré también, que los días más felices, fueron, y volverán a ser peronistas .El camino está hecho, por él viajamos, pronto llegaremos, el “vamos a volver ”cada vez suena más cerca