Por Milagros García
En muchos casos, la figura del autor está casi tan presente como su obra. Nos cuesta mucho, por ejemplo, leer la obra de Pizarnik olvidándonos de su desenlace. También nos cuesta leer a Borges sin evocar la figura de un anciano ciego, con su bastón, que proyecta un tono de solemnidad sobre su trabajo y nos hace prácticamente reducirlo a sus piezas tardías.
La figura de Silvina Ocampo, en cambio, permanece poco definida. Es una imagen maleable que se va moldeando a partir del boca en boca y de la aparente solidez del grupo que la rodeaba. Por un lado, le da forma la potente figura de mujer intelectual de su hermana; por otro lado, la figura arrogante y promiscua de su marido; en una esquina quizás la genialidad de quien solía cenar con frecuencia en su casa; en otra esquina las cartas de una posible amante
Todos ellos portadores de nombres propios que hacen desplegar un gran índice de referencias en casi todos los repertorios personales en los que organizamos nuestro conocimiento de las letras argentinas.
El canon literario del siglo XX, sin embargo, ha sido un poco más mezquino con Silvina, que estoy muy convencida de que así lo prefirió.
El tiempo y espacio que marcó la narrativa de Silvina fue su infancia, ahí donde sea que transitara la gran cantidad de empleados domésticos de su familia. Fue el refugio de las ramas del cedro en la siesta. Esos espacios pocos frecuentados donde los adultos que la aburrían, casi nunca la encontraban.
“La furia” fue uno de sus libros más exitosos y quizás sea justamente por esto. Es la antología que trae algo nuevo al juego. Pone en pausa el vértigo urbano de sus contemporáneos y explora matices nuevos de la niñez, de ciertas pasiones humanas. Escribir la infancia es siempre un desafío muy grande. El ejercicio es muy tramposo: la mente adulta ha surcado vías de pensamiento irreversibles, han sido conocidas y comprendidas algunas cosas imposibles de obviar. Pero quizás algo de esa ingenuidad (para nada inocente) de la infancia persistió en Silvina, porque sus cuentos están plagados de niñas y niños muy convincentes. E incluso cuando no están, hay una perversidad ingenua (si se me permite el casi oxímoron) que fija un tono recurrente detrás del que se puede adivinar sin problemas a la niña del cedro, robando anillos y espiando a todos en la hora de la siesta.
De la mano de la Editorial Lumen, vuelven a las estanterías algunas antologías publicadas por Silvina, y algunas curadurías póstumas que nos permiten sumergirnos un poco más en su trabajo, seguir intentando descifrar su esencia y hacerle un espacio más grande, como el que se merece, en el panteón de cuentistas que nos heredó el siglo pasado.
Ficha técnica:
- Colección: Bib. Silvina Ocampo
- Páginas: 240
- Target de Edad: Adultos
- Tipo de encuadernación: eBook
- Idioma: español
- Fecha de publicación: 01-07-2023
- Autora: Silvina Ocampo
- Editorial: LUMEN