Ya de entrada arrancamos mal. Jamás sabremos quién ganó efectivamente la elección presidencial. Si el partido perdedor, o el que raspando el tarro se llevó el triunfo. Si el kirchnerismo hubiese apelado en tiempo y forma recurrir resultados eleccionarios más que sospechosos, tal vez hoy estaríamos hablando de otra realidad, bien opuesta a la que sobrellevamos.
Aparece un fiscal de la Nación muerto en su oficina con un disparo en la sien. ¿Alguien lo asesinó?, ¿se suicidó? A pesar del tiempo transcurrido, aún no se sabe; las pericias realizadas sobre esta muerte, estarían señalando un suicidio. Pero sin embargo, por el lado del gobierno, persiste, no ya la duda, sino que se afirma de modo contundente que fue un crimen, por otro lado, las contrapruebas con las que se apela, desnudan la figura del suicidio una y otra vez, sin embargo la sombra del homicidio no cesa. En este ir y venir, pareciera que al fiscal Nisman lo hubiese asesinado un fantasma, vaya a saber cuánto tiempo estuvo éste, aguardando al magistrado para aniquilarlo, seguramente oculto entre las fojas de espesos expedientes. Mientras la Justicia se revuelve sin descanso en rededor del cadáver como una calesita ansiosa por acertar la sortija.
Lo sucedido al joven Santiago Maldonado en el sur, desaparecido por más de mes y medio hasta su hallazgo en río Chubut por Gendarmería Nacional, excede cualquier libreto de suspenso cinematográfico del mundo de lo fantástico. Finalmente, luego de persistentes reclamos por la vida de este joven, a muy pocos días de la elección legislativa, aparece el cuerpo de este defensor de los auténticos poseedores de esas tierras patagónicas (Mapuches), sumergido en el río, muerto, pero con su cuerpo intacto. Hoy las autopsias indican que cayó al agua, y como no sabía nadar, se ahogó. ¿Además de ser un luchador de las causas justas, este muchacho era un pelotudo? No sabía nadar ¿Pero puede ahogarse un hombre en un rio de apenas 45 cm de profundidad? Por testimonios recogidos a poco de su desaparición, Maldonado fue detenido y apremiado a golpes por Gendarmería. Los forenses acaban de dictaminar que pereció ahogado, precedido por la hipotermia provocada por el intenso frío. Hipótesis más que sospechosa, para creer que lo tuvieron oculto en un gran frizzer, o lo remataron oportunamente 5 días antes de la Legislativa.
Ahora la desaparición del submarino con 44 tripulantes a bordo. Se confirma que se oyó una gran explosión en la zona por donde podría estar navegando esta nave. Por lo que informa el gobierno, indicaría que el choque de dos enormes ballenas, fuera lo que produjo semejante estampida…nadie tiró, ningún submarino se observó, ni barco, ni misiles disparados desde las costas, y el submarino no apareció ni entero o despedazado. Por los días transcurridos, confirmaba el primer comandante que tripuló esta nave, que los marinos ya estarían muertos, dadas las características del mismo y por el tiempo de autonomía vencido. Macri, salteó la venia del Congreso, que por Ley constitucional obliga votar o no, la libre circulación de buques de bandera extranjera (se supo que naves inglesas y norteamericanas andaban de shopping dentro de las 200 millas permitidas…). De esto nada dicen los medios hegemónicos, aunque de muy buena fuente, esto fue así. Pareciera que sorprenderse de esta violación, hoy resultaría una estupidez, no hubiera sido lo mismo, con una Justicia independiente en auxilio de un Estado de Derecho.
Los cabos parecen anudarse por sí mismos. La concatenación de hechos, uno más espeluznante que otro, tanto por la forma de su materialización, pero mucho más aún por el cinismo que expone el gobierno en acomodarlos en el nicho de la duda, a pocos minutos estos sucedan.
La represión en el sur, ahora en cercanías de Bariloche, se ha vuelto mucho más cruenta. Ha habido algún muerto, varios heridos a fuego de ametralladora y desaparecidos. El pueblo Mapuche resiste y avanza. La gendarmería ametralla y tampoco cede. El presidente Mauricio Macri ha declarado la guerra, como en las películas del Lejano Oeste, o las matanzas de Roca, los indios siempre pierden. Tanto en el norte como en el sur de nuestro país, la Justicia nunca ha sido tan injusta. ¿Se arrepentirán algún día?
En el país “del nada se sabe, el de “todo indicaría”, del “todo parece”, nos tira inexorablemente unos 40 años atrás. “Desaparecido…. la palabra lo está indicando… ¡qué puedo afirmar o no, de alguien que no está, que no veo, porque precisamente está desaparecido!?”, palabras más, palabras menos, así respondía el ex genocida Jorge Rafael Videla, cuando se le interrogaba sobre la desaparición de personas durante su dictadura. El presidente Mauricio Macri, aunque balbuceante y entrecortado, nos está respondiendo exactamente lo mismo.