Es la 22° elección que gana el Chavismo desde que gobierna el país, en 19 años de gobierno. Seguramente uno de los gobiernos quien mas se ha sometido a la voluntad popular en el mundo. Una oposición que llamo al voto en blanco siguiendo las directivas de EE.UU y gobiernos aliados, como el argentino, que desconocen la posición soberana asumida por el pueblo venezolano.
El domingo 20 de mayo se llevaron adelante las elecciones en la República Bolivariana de Venezuela y con más del 68 por ciento de los sufragios Nicolás Maduro se consagro nuevamente Presidente por el periodo 2019-2025. En medio de embestidas desestabilizadoras, con todos los medios masivos de comunicación en contra, con el apoyo logístico y financiero de los Estados Unidos a grupos de derecha, y con boicots económicos, también impulsados desde el norte e implementado por los grupos oligárquicos del país, el pueblo venezolano eligió continuar con el proceso de transformación comenzado por Hugo Chávez Frías y continuado por Maduro.
El Concejo Nacional Electoral informó que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo 5.823.728 millones de votos, mientras que Henri Falcón, el candidato que apareció con un poco más de fuerza entre una derecha dividida, consiguió 1.820.728 (21,2 %). Según las últimas proyecciones el porcentaje del padrón que asistió a votar seria del 48 por ciento. Sobre esto, y sin siquiera conocer estas cifras, Falcón salió a desconocer su derrota electoral y el resultado de las elecciones en general, afirmando que este porcentaje de participación no le daba legitimidad a la figura de Maduro.
Prontamente los gobiernos aliados a la política injerencista de los Estados Unidos, entre los que se encuentran la Argentina de Mauricio Macri y el Brasil de Temer, salieron a desconocer el resultado de las elecciones, una posición que en realidad tenían tomada desde antes que se desarrollaran los comicios.
Estas posiciones, además de desconocer la decisión soberana del pueblo venezolano, suma un eslabón más a un largo encadenamiento de ataques contra el caribeño país y su población, como fue el apartamiento de Venezuela de la Unasur, los permanentes ataques desde los medios masivos de comunicación de diversas partes del continente y del mundo, los boicots económicos implementados por los sectores financieros y de la economía concentrada que se traducen en mayores pesares sobre la subsistencia de los sectores populares e innumerables hechos de desestabilización provocados por organismos no gubernamentales que serían financiados desde los Estados Unidos. De hecho, en los últimos días se conoció un comunicado secreto conocido como Plan Maestro, elaborado por el Comando Sur, fuerza militar de los EE.UU. destinada al territorio latinoamericano, en el cual elaboran un plan que lisa y llanamente busca derrocar al chavismo del gobierno de las formas que sean necesarias.
Pese a todo esto, el pueblo acompañó a Maduro en las elecciones y es consciente de los complejos tiempos que atravesara el chavismo en estos 6 años más de gobierno, en medio de las brutales embestidas de sectores de la derecha local apoyada por las oligarquías latinoamericanas comandadas por Estados Unidos.