Las plazas llenas y las avenidas son militantes.
Las rifas de pollo entero a 100 pesos, son militantes.
Los mates que se ceban a las seis de la tarde, mientras se charla con un compañero, son militantes.
Los silencios entre amigos, terminando una cerveza o una gaseosa, son militantes.
Las caminatas, barrio sobre sobre barrio, puerta a puerta, boleta en mano, son militantes.
Las pecheras de la agrupación que tanto molestan a los gorilas, son militantes.
Las huellas de los pibes y las pibas en el barro, camino a quien los necesita, son militantes.
Las marcas de lápiz en los libros de Perón, de Marx, de Gramsci, de Cooke, de Moreno, son militantes.
Las miradas profundas la noche de cada 24 de marzo, entre penumbras y luces, entre susurros, son militantes.
El ritmo del tambor, la trompeta, el redoblante, el bombo, el pecho, son militantes.
Los 45° a la sombra, sin viento y con humedad, son militantes.
Las columnas con banderas que alcanzan hasta donde llega la vista, son militantes.
Los discursos de Evita en el balcón, son militantes.
La euforia, la preocupación, la incertidumbre, la esperanza, son militantes.
La lucha, el hierro que vale la pena golpear, la virtud absoluta de la voluntad, la resistencia, son militantes.
Las ganas de alfabetizar compulsivamente a Macri, son militantes.
Las causas perdidas, las ganadas, las que se dan día a día, son militantes.
Las aguafuertes porteñas son militantes.
La voz que te dice que todo va a estar bien en medio del huracán, es militante.
El corazón que late por alguien más, la mente que piensa por los otros, las manos que pasan a la acción, son militantes.
Cada merendero, cada piso de cemento casero, cada encuentro en la básica, cada debate, cada aprendizaje, son militantes.
Todas las lágrimas de impotencia y bronca son militantes.
Esa sensación de saber que tenés que estar ahí y en ninguna otra parte, es militante.
El pebete con una fetita de jamón en elecciones, el choripan con chimi, la empanada del pibe que sale a vender en todas las marchas, son militantes.
Las graves modulaciones, las sonrisas, los abrazos que nos dejó, son militantes.
La voz familiar que suena a través de ondas invisibles desde una antena barrial, es militante.
El estar ahí donde te necesitan, en acercar alivio, en acompañar en lo inefable, es militante.
El chisme es militante.
El salir a pelear por otro al que ofendieron, aunque nada ganes, de puro quilombero que sos, porque todas las injusticias te arden, es militante.
La decepción, el dolor, la frustración, son militantes.
La resiliencia, la remontada, el contragolpe, son militantes.
La broma que te hace reír cuando querés llorar, es militante.
Cada lección dada de buena fe, cada consejo, cada ayuda y la voluntad de aceptarlas también, es militante.
La obstinación más cabeza de termo es militante.
La aceptación del error, el borrón y cuenta nueva, son militantes.
La conciencia de saber que se lucha por cosas que tal vez no se alcancen en una vida, es militante.
La poesía que erosiona lo que no logra romper el debate, es militante.
Las paredes llenas de nombres y marcas, son militantes.
Las voluntades que en un descuido de la historia logran lo imposible, lo impensable, lo ilógico, son militantes.
La medianoche, el desvelo, el amanecer, son militantes.
Todas las veces que me pregunté ¿por qué no estuve ahí? ¿Por qué no estuve ahí? Son militantes.
Las caras de desdén de las momias de siempre, solo ocurren frente a un militante.
La epifanía, el devenir, el evento que da inicio a una convicción y un deseo de pelear, son el nacimiento de un militante.
El no pasarás, el cuerpo entumecido que se la banca, el no arrepentirse nunca de ser valientes, con cada dolor y consecuencia, son militantes.
Esa forma de ser y existir, con un punto de origen, pero sin un final, es militancia.
Si me estás leyendo, vos sos la fuerza que no puedo tener, el conocimiento que solo no puedo alcanzar.
No importa si la noche es oscura, si los obstáculos son demasiado para un solo hombre. Cuando me veas yo sabré, vos sabrás.
A todos los militantes en su día, contra todo contratiempo, contra toda posibilidad, con la convicción de querer pelear siempre por un mundo más justo a pesar de toda dificultad, contra cualquier panorama, en las Néstor y en las Macri, siempre, estaré al lado tuyo, y cuando no esté, por simple estadística, otro militante nacerá.