El 21 de enero de 1924 una hemorragia cerebral acabó con la vida de Vladímir llich Uliánov, conocido como “Lenin”. Fue el líder más destacado de la Revolución Rusa de 1917. Una revolución que llevaría como máxima consigna la concreción de un gobierno conducido por proletarios y campesinos.
[dropcap style=’box’]L[/dropcap]enin nació el 22 de abril de 1870, en el seno de una familia típica de la intelectualidad rusa de fines del siglo XIX. La realidad social de su patria lo vinculó a grupos revolucionarios de orientación marxista. El marxismo es un sistema filosófico, político y económico que combate por la superación del capitalismo como sistema organizador de la humanidad reemplazándolo por uno en el cual la riqueza se distribuya de forma colectiva, disolviendo la propiedad privada de los bienes de producción y las clases sociales.
En 1897 fue desterrado a la región de Siberia. Aquí se casó con Nadezhda Krupskaya. En ese lugar se dedicó al estudio sistemático de las obras de Marx.
Luego de pasar años exiliado fuera de su patria y de haber realizado obras de estudio, retornó y participo en la revuelta popular de 1905. De esta experiencia él rescató especialmente la forma organizativa de los sóviets o consejos populares. El fracaso de aquella revolución lo obligaría a exiliarse nuevamente.
Durante estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-18) donde los alemanes estaban derrotando al ejército del zar Nicolás II de Rusia, en 1917, Lenin regresó a Petrogrado. Esta derrota había provocado el derrocamiento del zar y la instalación de un gobierno provisional de tipo burgués. Lenin considero a esa etapa como una fase transitoria y necesaria (El Estado y la Revolución 1917) previa a la instalación de dictadura del proletariado, que habría de preparar el camino para el futuro comunista del país. En este marco Lenin proclamó su famosa «Tesis de Abril» en la cual proponía que todo el poder pase a manos de los Soviets, desconociendo el poder institucional del órgano de gobierno conocido como Duma.
En el mes de julio las masas se lanzaron a la toma del poder, aunque el Partido Bolchevique sostenia que la situación todavía no era lo suficientemente madura, igualmente acompaño a los insurrectos en un levantamiento que no logro su cometido, esto le obligó a refugiarse en Finlandia, dejando que fuera su amigo y camarada León Trotski, quien dirigiera al partido para tomar el poder mediante un golpe de Estado en los primeros días de noviembre de 1917 (según el calendario occidental). El levantamiento pudo triunfar gracias el apoyo de las masas del pueblo y de los miembros del ejército ruso. Ya que los bolcheviques se centraron en demandar el fin de la guerra y el reparto de tierras. En este contexto Lenin regresó enseguida para presidir el nuevo gobierno o Consejo de Comisarios del Pueblo. El 7 de noviembre (octubre en Rusia) de 1917 los revolucionarios conocidos con el nombre de Bolcheviques tomaron el Palacio de Invierno y al día siguiente Lenin fue nombrado Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo por el Congreso de los Soviets de Rusia. Como líder indiscutido del Partido (que en 1918 pasó a llamarse Partido Comunista), dirigió desde entonces la edificación del primer Estado socialista de la Historia. Cumplió sus promesas iniciales al apartar a Rusia de la guerra por la Paz de Brest-Litowsk (1918) y repartir a los campesinos tierras expropiadas a los grandes terratenientes.
Pero, la llegada de Lenin y su partido en el poder de Rusia no sería ni tranquila, ni libre de avatares, ya que los países imperialista atacarían constantemente a la naciente republica Obrera.
La muerte prematura de este líder trunco en cierta forma esta experiencia. Lo que devino después de su muerte aun es materia de debate. Y cuesta encontrar ligazón entre lo dicho y propuesto por el propio Lenin y sus continuadores al frente de la URSS. De lo que si estamos seguros es que un pueblo organizado como tantas veces sucediera puede darse a sí mismo un gobierno que sea del pueblo y para el pueblo y no tenemos ninguna excusa para resignarnos a aceptar lo inaceptable de los gobiernos que solo defienden los intereses de las minorías económicamente más fuertes.