Quizás el teórico social más influyente de la modernidad, Karl Marx, fue todos los cientistas sociales en uno: historiador, politólogo, economista, filósofo, militante político, periodista, y por si fuera poco, también escritor de ficción. En cada campo fue capaz de dar un aporte fundamental a la humanidad.
Marx nació en el seno de una familia acomodada en Alemania, y estudió en las universidades de Bonn y Berlín, inicialmente derecho, pero progresivamente más historia, filosofía y economía. Desde sus comienzos en el mundo intelectual de su época se estableció como crítico de la tradición hegeliana y como militante comprometido políticamente con un mundo más justo. Esto lo llevó a trabajar como periodista en varias tiras socialistas hacia 1842, donde plantea discursos fuertemente en contra de la monarquía pero también de las relaciones de explotación que se daban dentro de la sociedad a raíz del sistema capitalista. Gracias a esto fue censurado y perseguido en varias oportunidades por el gobierno de Prusia tanto por sus críticas a los reyes europeos, como hacia los liberales, y también a los socialistas a los que consideraba ineficaces.
Atacado por las autoridades políticas, Marx emigró de Alemania a Francia, radicandose en París donde volvió a involucrarse con periódicos socialistas y conoció a quien sería su mecenas y amigo durante el resto de su vida, Friedrich Engels. En esta etapa, el pensamiento de Marx comenzó a evolucionar hacia una auténtica práctica política e intelectual. De ésta época es su publicación “Tesis sobre Feuerbach” donde afirma los cimientos de su posterior pensamiento militante: “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.”
Lamentablemente, poco tiempo después, también fue censurado y echado por el gobierno francés.
Bajo la promesa de no molestar más a la monarquía ni a los liberales de Europa, ni de publicar diarios contestatarios o fundar organizaciones comunistas, se le permitió a entrar a Bruselas donde establece contactos con el movimiento cartista inglés. Entonces se dedicó a la elaboración varias de sus obras más importantes, entre ellas el manifiesto comunista, donde expresó con mayor claridad lo que luego pasaría a denominarse materialismo histórico. Esta visión de la historia atravesaba todos los campos y planteaba una relación de influencia mutua, “dialéctica”, entre lo material y lo intelectual dentro de una sociedad. Así, desde el pensamiento marxista, la forma en que los hombres reproducen su vida material diariamente, sus trabajos, su alimentación, su vivienda, influía en su manera de entender el mundo. Al mismo tiempo, su manera de pensar el mundo influía en su forma de reproducir su vida cotidiana.
Comentar siquiera su obra es un trabajo inacabable, tanto por su longitud como por sus efectos en la historia de la humanidad. Pero podemos destacar tres ideas principales. La primera, que el motor de la historia es la lucha entre los distintos grupos humanos, la lucha de clases.; que lo material y lo político son dos aspectos de inseparables de la humanidad; y que al pensamiento, para no ser estéril, debe limitarse, debe practicarse.
Marx vivió la mayor parte del tiempo en Inglaterra luego de involucrarse 1948 en varias revueltas de las comunas contra el régimen francés, razón por la cual fue enjuiciado y debió escapar.
Fue parte de la Primera Internacional Comunista y a pesar de no ser hombre exitoso de la academia ni muy tenido en cuenta en los círculos intelectuales europeos, su obra marcó el pensamiento revolucionario, anticapitalista y anti monárquico de su tiempo.
Falleció en Londres, el 14 de Marzo en 1883. A su funeral asistieron apenas unas diez personas entre familiares y amigos. Vivió su vida entera por la causa comunista, por las ciencias humanas y por la emancipación de los trabajadores del mundo. En su lápida reza “proletarios del mundo, uníos”.