El domingo Mauro García arrasó en las urnas superando el 50% de los votos del padrón, mejorando los números del oficialismo a nivel nacional. Una gestión sólida, una buena imagen y el voto de la mayoría configuran un oficialismo rodriguense sólido de cara a los próximos cuatro años.
El otro dato político de esta semana fue la derrota de Juntos por el Cambio, con Darío Kubar como candidato a intendente, quien retuvo los votos de su rival en las PASO, pero quedando en segundo lugar con el 24% de los votos. Una derrota que liquidó sus aspiraciones políticas al menos en el corto plazo. O al menos eso parecía. En el día de ayer las dos figuras principales del macrismo, Mauricio Macri y Patricia Bullrich, salieron a apoyar a Milei de cara al ballotage especulando con la posibilidad de trasladar el 20% de Juntos al candidato libertario, garantizando así su victoria. ¿Y por qué harían eso? ¿Es acaso maldad gratuita? ¿Es por antiperonismo? Si y sí, pero es más complejo. La idea de Macri es usar a La Libertad Avanza como plataforma para ejercer una nueva hegemonía política, tal y como lo hizo en su momento con la UCR.
Sus antiguos aliados radicales, visiblemente molestos, culparon a Macri de militar por Milei y de causar la derrota de estás elecciones de Juntos por el Cambio. Por supuesto que no le darán su apoyo a Massa (lo indignado no quita lo gorila), pero no llamarán a votar por Milei, lo que ya es un punto para el candidato peronista. ¿Qué van a hacer los votantes de Juntos por el Cambio? ¿Primara el antiperonismo o el rechazo a Milei? ¿Significa eso voto a Massa, abstención o apoyo al libertario? Solo lo sabremos en noviembre.
En ese escenario que se abre a futuro ¿Qué hará Kubar y el antiperonismo en General Rodríguez?
Darwinismo en tiempo real
El político propone algo o se adapta a las circunstancias, y si no hace ninguna de las dos, rápidamente se convierte en una pieza de museo. Darío Kubar inició su trayectoria política en el kirchnerismo, luego militó en el Frente Renovador enfrentando a sus antiguos aliados, luego se volvió macrista convencido y bancó exactamente lo contrario que alguna vez militó. Finalmente, derrotado Macri, trató de alinearse con Larreta, pero la realidad truncó sus posibilidades. El único partido que le falta a militar a Kubar es el Frente de Izquierda. Las posibilidades son muy bajas, pero no son iguales a cero.
Lo cierto es que el ex intendente ha hecho su carrera a base de mutaciones y el contexto le abre una nueva posibilidad de transformarse. La fractura de Juntos por el Cambio lo obliga a militar en la UCR, donde juntará telarañas rápidamente; o crear un sello vecinal propio y ser votado, tal vez, por algunos familiares; o sumarse a La Libertad Avanza (si no estalla, realmente es un frente muy volátil) y volver como un opositor ahora convencido de las bondades del libre mercado, la venta de partes y repuestos humanos, la apología de la última dictadura y la militancia anti derechos. Para eso deberá superar el paladar libertario: purista, idealista, visceral, adicto a discutir cuestiones bizarras, machista y negacionista. Si Kubar supera esa prueba, todavía deberá vencer en la interna a Paggi y alzarse con la conducción del sello a nivel municipal. No es imposible: Kubar tiene más trayectoria, más carisma, más recursos, menos vergüenza y un pequeño grupo de familiares trabajando en la administración pública.
En estos días descubrimos que la Libertad no tiene realmente problemas con la casta. Es decir, ya lo sabíamos, pero ahora quedó en evidencia. En ese contexto ¿Podremos ver un Kubar libertario? ¿Lo veremos abandonar las banderas del cambio y verle brotar una melena de león? ¿Podrá el hombre que fue casta, no ser casta y enfrentar ahora sí a la casta? ¿Aprovechará Kubar el necesario intento de seducción de Milei hacia los votantes de Juntos (denominados por él mismo como personas de tercera edad con incontinencia) para dar el salto? Este editorial apuesta a que sí.
Esta hábil figura siempre ha sido un papelito en el viento, resta por ver dónde lo dejará posicionado este vendaval.