La realidad histórica nos dicta siempre por donde fuimos y por donde no debimos ir, más allá del hecho azaroso que nunca falta. La historia del movimiento creado por Perón, abre un sinnúmero de estos aciertos y desaciertos, en cuanto al sostenimiento de la unidad del mismo, para alcanzar la consecutividad política que lo vuelva elemento de real transformación social. Fue muy difícil, interpretar esto, paradojalmente por los distintos arribos al poder en nombre de este movimiento, por citar el más inconcebible, Carlos Menem, y su vuelco al neoliberalismo durante 10 años, en nombre del Justicialismo, poniendo patas arriba sus banderas fundacionales.
En las derrotas uno se queja, pero también adquiere enseñanzas y aprende a someterse a la autocrítica más desalmada, para luego salir a la pelea, al menos, con menos carga culposa, y es cuando desde esa percepción se atreve además, a abrir el juego hacia aquel otro, que antes no veía cerca.
Es hora de unificar lo que nunca debimos separar, valuando por sobre todas las cosas, tras qué políticas fue más feliz este pueblo que conformamos, en el porqué de sus éxitos y el de sus fracasos. Comenzar a unificar lo que se especifica como peronismo a lo que respecta ser kirchneristas, si sos peronista muy bien podés ser facho y en cambio kirchnerista, zurdito, antinomia que no contribuye a tolerarse dentro de un movimiento político juntos, en que la única verticalidad debió ser siempre ser fieles a lo que proponen nuestras tres banderas, que no es poco y es mucho. Es todo, eso es peronismo. Seamos todos definitivamente peronistas, los distintos motes, dejémoslo a la oligarquía en su manía de dividir y dominar.
Días pasados se constituyó la nueva conducción del Partido Justicialista de Gral. Rodríguez. Conducción donde históricamente primó un peronismo “clásico”, (como me agrada definir a mí) , hoy dada la presión natural ejercida por las acertadas políticas “Cristinistas”, esta conducción, en su mayoría proviene del sector denominado kirchnerista, incidirá con seguridad encontrar en el distrito un peronismo nuevo, que no deberá ser otro que el peronismo que unifique criterios dispersos, que sólo sirvieron para debilitar a este movimiento político, tal vez el más rico como complejo de este lado del continente. Que el peronismo recupere su identidad nacional y popular en la fusión que lo hiciera invencible, que siempre han sido las fuerzas del trabajo y la ejecución de su dirigencia política.
Como no podía ser de otro modo, la histórica marchita de batalla, se cantó a rabiar, sonó con la fuerza propia de los nuevos vientos, un viejo compañero, de pronto, emocionó dejando rodar un par de lágrimas sobre sus cachetes rojos, hasta me pareció verlos a Néstor y a Cristina, guiñándose los ojos con Eva y con Perón , desde sus cuadros enfrentados… montado El en su caballo pinto, decidido siempre a cabalgar, como siempre, empujado tal vez por su sangre tehuelche, inmortal y libertaria.
Es de esperar, las históricas banderas del peronismo vuelvan a flamear como otrora, con la fuerza de la unidad y la convicción en su doctrina justa y humanitaria, que no debió abandonar nunca .El pueblo, su heredero ,los espera, los abraza, los sigue.