Hoy por la mañana se llevó a cabo, en el marco de la semana de la memoria, y bajo la premisa “Recuperar Memorias”, un homenaje a Corina Joly, maestra y trabajadora social, además de militante gremial, detenida en la última dictadura cívico militar, y quien vivió en General Rodríguez.
A través de esta iniciativa, desde la gestión se busca dar un nuevo acto de reconocimiento a la vida de las ciudadanas y los ciudadanos rodriguenses, víctimas de detención y desaparición a manos de la última dictadura militar.
En sintonía con la propuesta de visibilizar el legado de una mujer trabajadora, la Orquesta Municipal brindó una muestra en honor a Nenette Fitzpatrick, compositora de varias de las obras más distinguidas de su esposo, Atahualpa Yupanqui, payador también perseguido por el terrorismo de Estado. Junto a la orquesta municipal, a cargo de Santiago Mastronardi, cantaron Florencia Gelvez, Karina Tomasi y Aracelli Pavón.
Durante la jornada estuvieron presentes el Intendente Mauro García, el subdirector de Derechos Humanos, Camilo Sueiro, militantes y dirigentes del Sindicato de Trabajadores Municipales.
La historia de Corina (Fuente: Dirección de Derechos Humanos”)
“Corina Joly nació el 14 de febrero de 1946. Curso estudios de maestra y se desempeñó como trabajadora social de la Municipalidad de General rodríguez desde 1969. Ingreso al sindicato de Trabajadores Municipales donde fue candidata a Secretaria General por la lista Rosa en las elecciones de 1973.
El 24 de agosto de 1976, alrededor de las 19 horas, Corina fue secuestrada por una patota ultracatólica perteneciente a las FFAA junto a dos amigos, en Capital Federal, donde se encontraba viviendo en esa época. Antes de eso una patota la había buscado en la casa de su familia en el centro de Rodríguez.
Durante su secuestro Corina y sus compañeros fueron torturados hasta que dos de ellos son liberados y ella llevada a un Centro Clandestino de Detención en el sur de la provincia, donde continuaron los tormentos, las torturas e interrogatorios de todo tipo hasta ser liberada en un baldío de Dock Sud.
Luego de eso abandono su militancia social con el terror y la prohibición de volver a Rodríguez. Fallece en 1995 sin ver a los responsables de su secuestro juzgados por sus crímenes mientras se amparaban en las leyes de impunidad que rigieron hasta 2003.
Actualmente un juicio tardío de lesa humanidad intenta establecer las responsabilidades del secuestro de Corina y brindar justica”.