En la tercera de las Jornadas de Pueblo y Memoria Colectiva, Bibiana Reibaldi, integrante del colectivo que nuclea a hijas, hijos y familiares de genocidas que han decidido romper con la historia de muerte de sus padres, presento el libro “Escritos desobedientes”, levantando bien alto las consignas de Ni olvido Ni perdón.
Siguiendo con las jornadas de Pueblo y Memoria Colectiva, organizadas por el Partido Justicialista de General Rodríguez, en el marco de la Semana de la Memoria, el jueves 21 de marzo por la tarde fue el turno de escuchar las historias disidentes. Bibiana Reibaldi, integrante del Colectivo Historias Desobedientes, conformada por hijas, hijos y familiares de Genocidas, compartió con el público presente su experiencia y la de sus compañeros y compañeras.
Reibaldi, invitada por Causa Nacional- Polo Social, pudo contar de que se trata Historias Desobediente, y las dificultades que implicó el hecho de rebelarse contra sus propios padres o familiares, a los que, no dudan, catalogan como genocidas.
La encargada de dar la bienvenida fue Mariana Galván, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del PJ Rodriguense y luego Florencia Chacón, referente del Causa Nacional-Polo Social presento a la invitada.
Bibiana es psicopedagoga y es hija de Julio Reibaldi, un oficial de Inteligencia del ejército, fallecido en 2002, integrante del Batallón 601 del Ejército, acusado de delitos de Lesa Humanidad. Desde muy temprana edad, Reibaldi fue separándose del camino de vida que emprendía su progenitor. “Por suerte tuve la oportunidad de enfrentarlo mientras él estaba vivo, contó la invitada, el ya mayor, murió a los 72 años, en el 2002, antes de que iniciaran los juicios, así que tuvimos la oportunidad de enfrentarnos. Así como yo alguna vez escuche de su propia boca decir que se dedicaba a cazar subversivos, el también escucho de mi propia boca mi absoluto y más profundo repudio”.
Colectivo Historias Desobedientes
La ruptura la llevo, como a muchas y muchos del espacio, a buscar un espacio identitario en el cual puedan sentirse contenidos y acompañados, “estuve buscando ese espacio durante casi 40 años, y el 2×1, de algún modo, empujo a que nos encontráramos, porque se empezaron a postear muchas cosas en las redes y eso facilito que quienes nos estábamos buscando, nos encontráramos”.
La jornada fue de intercambios y los presentes le realizaron muchas preguntas, que Reibaldi se encargó de contestar. Bibiana conto que la primera vez que macharon como colectivo y con la bandera, fue en la marcha de Ni Una Menos, del 3 de junio del 2017, a raíz del carácter marcadamente anti patriarcal que tiene ese espacio. Ese día, agregaba, “me temblaban las patas, porque era la primera vez que me conectaba con el concepto de pensar a mi padre como genocida. Nunca lo había pensado en esos términos. Decidimos políticamente usar esa palabra para diferencia lo que es un genocida de un represor”. Según esa diferencia, el represor reprime a su pueblo, es una fuerza de seguridad que reprime una protesta por ejemplo. El genocida, en cambio, responde a un plan de exterminio pensado y sistematizado.
Buscando a otros/as Desobedientes
Reibaldi dejo expuesto el marco cerrado en el que se formaron los integrantes de las fuerzas del ejército, marco conservador que también rodeo a sus familias, en este sentido, comento que “al día de hoy, las fuerzas armadas y de seguridad, los jóvenes que las conforman, viene con esa ideología: patriarcal, autoritaria, de casta, entonces hacia ellos es que también queremos enviar un mensaje muy claro, porque esto tiene que cambiar, debe cambiar”.
Una constante que sobrevoló su vida personal, comento, fue un sentimiento de culpa, “yo sentí durante muchos años que tenía que pedir perdón, que yo estaba en falta. Hasta que, gracias a la terapia pude hacer el razonamiento de que no era yo la que tenía que pedir perdón, porque yo no era responsable de esos crímenes, pero siempre me sentía en falta”.
La integrante del Colectivo, presento el libro Escritos Desobedientes, que cuenta varias historias de integrantes del espacio y aseguro que, además de exigirles a los militares que aún siguen vivos y a sus familiares que pueda tener datos, que digan todo lo que saben, también están buscando a otras personas, “a los que todavía no son desobedientes, que rompan con ese mandato de silencio, que no sigan viviendo en la parálisis, en la vergüenza, o en la negación, como viven la mayoría”.