La pregunta que para muchos surgió por aquellos días era ¿Quién es este Evo Morales Aima? Evo Morales Aima, era hasta ese momento el secretario general del sindicato de cocaleros y dirigente del Movimiento al Socialismo. Venía a asumir la presidencia de Bolivia. Con el 54 % de apoyo en las urnas, se convirtió en el primer dirigente indígena que lo hacía después de cinco siglos de conquista española y 180 años de vida republicana de Bolivia.
Nacido un 26 de octubre de 1959, este líder sindical marcaría el destino de los bolivianos. “Evo” como simplemente se lo llamaba en las regiones más pobres de Bolivia desde su lucha en las calles llegaría a la asunción a la presidencia de su país. Este hecho compone el punto más alto de un proceso de militancia política y social de acumulación de fuerzas, a nivel popular que pudo lograrse en el siglo XX en la república de Bolivia superando a otras experiencias de igual índole.
Bolivia es un país donde los pueblos indígenas componen más del 60 % de la población. Era sin dudas, una contradicción histórica que esa nación nunca fuera conducida por alguien proveniente de este espacio social. La oligarquía que sometía a Bolivia desde sus orígenes en el siglo XIX, tuvo en los barones de la minería y en la clase terrateniente a sus máximos dirigentes. Fue así que en ocasiones en las que estos sectores de la sociedad boliviana no podían contar con agentes propios al frente del ejecutivo, colocaron, como sus pares del resto de América latina, a militares que nada tenían que ver con los intereses del pueblo y de sus patrias a las que decían defender y servir.
Pero hacia finales de siglo XX, la República de Bolivia, como el resto de América, experimentó la arrolladora experiencia del neoliberalismo, es decir, una economía de mercado de “libre regulación”, donde el Estado se achica en sus funciones y protagonismo social. Solo interviene para reprimir las tensiones al interior de la sociedad, surgidas al calor de la disminución de los gastos en inversión social, salud, vivienda, educación, entre otras. En este marco, ha de surgir un nuevo conflicto social a partir de la promulgación de la Ley 1008 (Ley de la coca y sustancias controladas). A partir de esta ley, se busca que a los campesinos productores de coca, (sobre todo en la zona del Chapare cochabambino) se les limite la posibilidad de producir la hoja de coca. Esto impulsará nuevas formas de organización de las luchas sindicales como por ejemplo: bloqueos y largas caminatas desde Cochabamba hacia La Paz, pidiendo el fin de esta ley y el libre cultivo de la hoja de coca. Dentro de esta conflictividad ha de surgir la presencia de un hombre que se convertirá en el rostro y la voz de sectores de la población: los pobres, que alcanzaban más del 50 % de la población en las aéreas urbanas y más del 90 % en las zonas rurales.
Este dirigente nacido en el caserío de Isallavi en el altiplano boliviano, trae consigo una historia que es la historia de millones de indígenas bolivianos. De joven viajó a la Argentina, a la zafra azucarera como tantos peones golondrinas. Con el tiempo y ya en el Chapare, cuna de las plantaciones cocaleras, empezó a forjar su liderazgo hacia los años ochenta; llegando a los noventas como un líder indiscutido de los campesinos e indígenas. A mediados de esa década, Evo llegará al parlamento como diputado, sin abandonar la lucha sindical en ningún momento.
Ya para el 2002, la falta de legitimidad, a causa de los efectos de las políticas neoliberales de los partidos tradicionales y pro oligárquico, era insostenible. En ese contexto, Evo es expulsado de la Cámara de Diputados por defender la lucha campesina instigando a la violencia, según palabras de sus detractores. Luego de intentar ser presidente quedando como segunda fuerza, Evo junto con su partido (el M.A.S), logra establecerse como una alternativa real a los partidos tradicionales.
Con la llegada al poder, Sánchez de Lozada no hace más que profundizar la política neoliberal. Lleva al Estado boliviano al caos y al desorden social absoluto. Una vorágine de conflictos, que finaliza con su renuncia. Deja, reprimiendo, una enorme cantidad de muertos y huye a los EEUU. Luego de la asunción del vicepresidente Carlos Mesa no mejoran las cosas. Este, busca acordar con las diferentes fuerzas políticas tradicionales, pero en junio de 2005 renuncia al cargo de presidente de Bolivia. Luego de esto y ante las presiones de los sectores sociales para finales del 2005 se convoca a elecciones en el mes de diciembre. Estas elecciones tienen un carácter histórico, no solo por el presentismo, más del 80 % de votantes en las urnas, sino por el porcentaje logrado por Evo Morales, el 53,8%. Aquel joven que supo del dolor de su pueblo, de la agonía de su gente y lo había experimentado en carne propia, ahora se convertía en el presidente de la República de Bolivia.
El proyecto de país que se desarrolla hoy en la hermana república de Bolivia y el liderazgo de Evo Morales es un sinónimo de construcción política cimentado desde las bases de los sectores populares. Además se han convertido en un ejemplo para el resto de las fuerzas populares del continente en cuanto a la solides del proyecto político que ha permitido transformar la realidad social de unos de los países emblemáticamente más injustos del continente en tiempos pasados.