Es octubre, la primavera apenas adolescente
Y ya anda queriendo parir libertades.
Se me ocurre que este aroma a flores
No corresponde,
Ya hubo otros similares,
Casi idénticos
Exhala por los poros del alma
De todo un pueblo
Jadeante de esperas.
Mentiria si dijera que este
Octubre no tiene que ver
Con otros padres de octubre.
Son los mismos,
Octubre en estos casos, el mes viento
Que sopla nubes retintas, espesas,
Que anteceden crueles tempestades
De rayos incendiarios
Que no toleran la paz
De ver jugar feliz a un pueblo.
Pueblo que no pide permiso
Ni la venia, ni una orden que lo
Someta a la resignación de no ser
Estos octubres, abren generosos su almanaque
De días impetuosos, revoltosos, aquí el
Viento que sopla, es otro viento.
Viento donde cabalga la osadìa
Con un látigo de lucha que lo arrea
Es rostro apretujado por millones de otros rostros;
Es pueblo.
Este viento no sabe de genuflexiones
Ni pide permiso ante la primer puerta que se le antepone
Se apretuja, empuja, avanza
Incendia con sangre si es preciso.
Suele volverse sordo
A la menor orden que lo haga retroceder
Octubre esta vez, como otras veces
Señalándonos el camino por donde ir
Como pueblo libre
Como la vez que sonreíamos festivos
Salpicándonos la patas en las fuentes, en Plaza de Mayo
Como la vez que lloramos la muerte del Che allà en Bolivia.
Como cuando Nèstor se nos fue
Sin avisar siquiera
Le pesò tal vez demasiado nuestro cuerpo
Le ardió demasiado nuestra llaga
El corazón le estallò
Por si quedaban dudas de su arrojo.
Ahora otra vez es octubre
La bestia sonríe
Le brillan los ojos.
No dice nada.
Se lleva todo.
Su vientre es voluminoso
El nuestro cruje.
Ha hecho de èl
Un órgano inútil
Donde el aire pesa màs que una roca
Es octubre y uno se atreve
Es el mes de las grandes batallas
De inigualables partos
De esta Patria hembra
Que multiplica hijos,
Como los sepulta, para que no mueran nunca.
Es octubre
Es tiempo de ponerse a andar
Es tiempo de cercar a la bestia.