En la sede del Sindicato de Obreros Curtidores se realizó una charla en la cual se habló, con la presencia del gremialista chileno de Ricardo Maldonado Olivares, del Tratado del Transpacífico. Los esfuerzos del gobierno de la Alianza Cambiemos para convertirse en la punta de lanza en el proceso de desmembramiento del bloque regional con el objetivo de poder formar parte de los países firmantes.
[dropcap style=’box’]E[/dropcap]l viernes 14 de octubre por la mañana, el responsable de trasporte para América Latina de la Federación Sindical Mundial, el chileno Ricardo Maldonado, estuvo realizando una charla junto a los sindicatos que conforman la Corriente Federal de Trabajadores, sobre el Tratado TransPacífico de Libre Comercio (TTP). Entre ellos, delegados de la Seccional de Atilra Seccional General Rodríguez, Curtidores, Federación Gráfica, la Asociación Bancaria, UOM, APSEE, Federación de la Carne, y Canillitas.
Durante la jornada, además de exponerse a conocimiento de los presentes que es el TTP y las implicancias que el tratado tiene para Chile que es uno de los miembros firmantes, se ha dirimido sobre las posibles consecuencias que podría tener en las diferentes ramas de producción y el impacto que producirá en la clase trabajadora.
“Es una expresión nueva, moderna pero que en definitiva persigue los mismos objetivos, que las transnacionales puedan tener un espacio de dominación por encima de los estados. En concreto significa que el pueblo, los trabajadores pasan a ser secundarios. En los aspectos laborales, las legislaciones de cada país se deben adecuar a una mayor flexibilidad laboral y que se disponga de mano de obra barata” señaló, entre otras cosas, Maldonado. Luego comenzó el debate con los trabajadores presentes.
El conjunto de los presentes coincidieron en la importancia del debate sobre estos temas para poder entender contra qué los trabajadores se están organizando, y el por qué de la necesidad de que el movimiento obrero impulse un proyecto de país.
Los países que adhieran al él son pasibles de caer bajo la sumisión económica de los Estados Unidos y del poderío de empresas transnacionales que atentan contra la soberanía de los estados.
Es una versión evolucionada del extinguido ALCA que los presidentes Néstor Kirchner, Lula Da Silva y Hugo Chávez, rechazaron en la IV Cumbre de las Américas, en la ciudad de Mar del Plata, ante el ex presidente de los Estados Unidos de América, George W. Bush, en noviembres de 2005.
A pesar de que adherir al mismo implicará enormes riesgos, las negociaciones para llevarlo a cabo fueron sostenidas de espalda al pueblo. Las únicas fuentes de información hasta el momento fueron publicadas por algunas agencias de prensa internacional, organizaciones sindicales y en particular por Wikileaks.
«Cuando el 95% de nuestros potenciales consumidores viven fuera de nuestras fronteras, no podemos dejar que países como China dicten las reglas de la economía mundial«, afirmó Obama. «Nosotros deberíamos escribir esas normas, abriendo nuevos mercados para los productos estadounidenses”. He ahí el claro objetivo del TTP.
Un proceso que concentrará aún más la economía y generará grandes masas de expulsados del mercado laboral, es decir, un aumento exorbitante del desempleo y la pobreza.
Las negociaciones para imponer el Acuerdo de libre comercio más grande de la historia de la humanidad comenzaron en marzo del 2010 y culminaron el pasado 5 de octubre. Ahora se está a la espera de que los Congresos de cada país firmante lo apruebe.
En Argentina, el secretario de Comercio Miguel Braun, explicó en marzo pasado que está entre los objetivos del gobierno de Mauricio Macri que el país ingrese al Acuerdo y que van a hacer todo lo posible para que así sea, y en ese camino están desde que han intentado convertirse en la punta de lanza en el proceso de desmembramiento del bloque regional.
¿Qué implica el TTP?
En sus 30 capítulos, el acuerdo regula una gran cantidad de aspectos, que van desde el comercio de lácteos, hasta la regulación laboral, pasando por derechos de autor, patentes, inversiones estatales y medio ambiente.
Socava la soberanía de los países firmantes poniendo por encima de ellos el poder de los monopolios trasnacionales, quienes podrán reclamar hasta el pago por “pérdidas” si los estados imponen medidas proteccionistas en sus respectivos países. Las empresas de capital extranjero se sitúan al mismo nivel que los gobiernos soberanos y dirimen con ellos los conflictos como iguales en tribunales internacionales.
Con un acuerdo de esta naturaleza, los Estados Nacionales prácticamente dejan de existir frente a las corporaciones globales, ya que quedan completamente maniatados para ponerles límite y solo permanecen como agentes para resguardar sus intereses, reprimiendo protestas molestas y asegurándoles salarios bajos para los trabajadores.
Se establecerán normas contra las regulaciones estatales que restringen el tamaño y la forma de los mercados (normas antimonopólicas), y aquellas que diferencian a las empresas extranjeras de las empresas nacionales. Esto quiere decir que se eliminan todas las barreras al comercio, incluidas por ejemplo, las leyes que garantizan la seguridad alimentaria.
Establece un control absoluto de la información que circula en los distintos medios masivos de comunicación, en particular Internet, según las cláusulas de este tratado no se podrá propagar información en cualquier país si no se tiene comprado el derecho correspondiente.
El derecho de Patente impone 12 años de exclusividad a los magnates norteamericanos, y durante ese tiempo se prohíbe la producción de medicamentos genéricos, lo que encarecerá severamente el precio de los medicamentos para millones de personas al extender monopolios y retrasar la competencia.
Obliga a los estados miembros a modificar sus legislaciones laborales, para garantizar una mayor explotación de la fuerza de trabajo; consecuencia de ello serán la disminución de los salarios y la pérdida de empleos.