El 19 del corriente se hicieron presente en la seccional de ATILRA que está ubicada en Belgrano 443, las Madres de Plaza de Mayo. Más allá del hecho político de descubrir un pañuelo en homenaje a las víctimas del terrorismo de estado que tiene nuestro sindicato está el hecho simbólico.
ATILRA no fue un sindicato ajeno a las consecuencia que provoco la última dictadura militar que arrojo 30000 desaparecidos. Dentro de esos 30000 desaparecidos están los compañeros: Juárez, Pedro Antonio – Secretario General Atilra Secc. Córdoba, secuestrado desaparecido el 15-06-76, Ortman, Pablo Daniel – Miembro Comisión Interna, secuestrado desaparecido 10-07-176, Nardini, Claudio Humberto – Miembro Comisión Interna, secuestrado desaparecido 20-04-76, Cassol, Raúl Antonio – Miembro Comisión Interna, secuestrado desaparecido 24-03-76, Dominici, Oscar José – Miembro Comisión Interna, secuestrado desaparecido 01-07-76, Galván, Juan Carlos – Miembro Comisión Interna, secuestrado desaparecido 15-06-76. Compañeros desaparecidos por el hecho importante de jugarse por los demás. Mirta Pache esposa de Juárez, relató en un programa de radio ATILRA la conmovedora historia de su esposo. Pedro Juárez le explicaba a sus hijos del por qué él tenía que estar ausente; “si papá no va a la fábrica a los compañeros no van a darle los elementos necesarios para que trabajen como corresponde” les decía. Mirta en esas palabras trajo a su esposo, lo trajo en cuerpo completo, lo trajo a la mesa del programa y hasta se pudo sentir como su espíritu gravitaba en la atmosfera que llenaba de emoción a todos los presentes. Cuando se despidió, cuando el teléfono se cortó del otro lado, hubo que ir a un tema musical para reponerse.
La nota a Mirta un sábado por la mañana, las palabras de ella, su interés de que los trabajadores no dejemos que nos pisoteen nunca más, y sobre todo mantener presente la memoria de los que no están, de aquellos que un régimen les negó la posibilidad de un cuerpo, de aquellos que fueron sometidos al tormento, es como un bichito que pica y pica, pica tanto que a algunos les molesta esa picadura y a otros los moviliza. Y en eso de picar la utopía de los milicos se frustra constantemente. La utopía de los empresarios se frustra. No habrán de triunfar sobre nuestras memorias, nos quisieron desaparecer y sin embargo estamos presentes, estamos acá, escribiendo esta columna, en este periódico, en los sectores de trabajo con derechos conquistados a fuerza de lucha. Estamos más presente que nunca.
Hace un tiempo un compañero me decía que soy muy fanático, no se equivocó, soy muy fanático. Dicen los que saben que fanático viene del latín fanun y este vocablo en una de sus acepciones nos remite a templo o santuario. Ahora bien, pregunto; ¿si nosotros tenemos derechos que nos dignifican día a día, y esos derechos se lo debemos a estas personas que dieron su vida en la lucha, como no vamos a ser fanático? Teniendo en cuenta todo esto ¿no es por lo menos un mínimo homenaje defender nuestros derechos de manera obstinada (siendo fanático para ser congruente con este compañero)? Porque si no lo hacemos, porque si hacemos como ese compañero, acusar con el dedo a su par de fanático, nos quedamos en la cobardía del que lame las botas para salvar su pellejo y aun así no tiene garantizada su salvación.
Ahora ¿qué significa el pañuelo? ese que ha sido descubierto en la sede de la seccional ATILRA, ese que está bien a la vista de todo el mundo, como para que no quepan dudas, que se muestra con orgullo. ¿Qué significa en estos tiempos? donde la coyuntura parece especular con la medición de lo que queda bien o mal y que no reste votos. Significa mucho, mucho más que un hecho político. En primer lugar revive a los compañeros desaparecidos, en segunda instancia afirma el mensaje de la comisión directiva, ese mensaje que se transmite en cada asamblea, “no se va negociar nada que valla en contra de los compañeros trabajadores”. Entonces, a los trabajadores y trabajadoras no les queda más camino que levantarse y luchar, sentirse que el otro está a la par, sentirse empoderado en la fuerza que emana lo colectivo. En fin el mensaje es: “el pañuelo no será traicionado” si el pañuelo no es traicionado es porque los trabajadores no serán traicionados, por eso no es tiempo de dudar. El lame botas ve inmenso a su enemigo porque esta arrastrado, nosotros somos diferentes, por eso vemos a nuestro enemigo a la misma altura, porque a diferencia del lame botas (el carnero) estamos de pie.