Los hechos que se están desencadenando en Venezuela, se presentan como explosiones irracionales de odio. Un odio que tiene su correlato en la marcha de apoyo a Macri, ocurrida el 29 de agosto del 2016. La expresión que se puede ver en las imágenes de quienes se autoconvocaron en el obelisco, es una clara expresión de esa explosión irracional de odio.
Los hechos que se están desencadenando en Venezuela, se presentan como explosiones irracionales de odio. Un odio que tiene su correlato en la marcha de apoyo a Macri, ocurrida el 29 de agosto del 2016. La expresión que se puede ver en las imágenes de quienes se autoconvocaron en el obelisco, es una clara expresión de esa explosión irracional de odio.
Uno de los manifestantes le dice a un periodista, cuando este le pregunta si estaba conforme con el gobierno de Cambiemos: “yo esperaba que fuera con más sangre” el periodista le pregunta: “sangre literalmente” el respondió afirmativamente argumentando que tendría que haber más represión, más mano dura. Por otro lado, un flayer que circula en las redes en Venezuela muestra la imagen de una persona degollada y un manifestante con la cara tapada, con una frase que reza lo siguiente: “Haz justicia asesina un chavista”
Estas, manifestaciones de odio, no están separadas de la política, ni de lo social. El grave problema acá, no es otro que la plata, el gran problema es la guita. Hay una fantasía de despojo. El discurso del “se robaron todo” va en ese sentido, una señora en esa manifestación decía: “se robaron dos PBI”.
Esa fantasía de despojo remite a una completud, que también es una fantasía. El cerebro percibe el mundo fragmentado, quien le da la unidad es el psiquismo. El mecanismo psicológico de una persona arma la unidad de su cuerpo, por ejemplo, con la información de los sentidos que ingresan al cerebro. Cuando el psiquismo no puede armar, por alguna afección de esa persona, aparecen las patologías, lo que comúnmente llamamos locura. Charly García definía a la locura, en una entrevista, como; “espejos que se rompen y vos no podés juntar los pedazos.”
Esa fragmentación que produce la locura nos angustia, porque rompe la unidad. Nos viene a decir que esa unidad, esa normalidad es frágil. Ahora bien, esta fragmentación está en relación directa con otra, la muerte. La muerte es el vacío, vacío que encontramos en los espacios que quedan entre esos pedazos de espejos que no se pueden juntar. Por ello la idea de muerte como la idea de locura angustian a las personas.
¿Qué relación tiene esto que describimos muy brevemente a cerca de la locura y la muerte, con la explosión de odio? Que la muerte viene a recordarnos que tenemos una fecha de vencimiento, así como nadie está exento/a de la locura. La completud, esa fantasía a la que referíamos más arriba esta todo el tiempo bajo amenaza. La realidad nos advierte que podemos morir en cualquier momento.
La cultura ha creado elementos que vienen a taponar esa angustia, hoy, por ejemplo, el consumo viene a taponar esa angustia. Para consumir tengo que tener guita, si me roban, me despojan, se rompe la completud y esa homeostasis que se logra en el psiquismo de la persona, como consecuencia de ello, también se rompe. Ahora ese despojo, del “se robaron todo”, o del “se robaron dos PBI” es vivenciada como una perdida, donde lo que está amenazada es la vida, la buena vida, como diría mi abuela. La buena vida que da la guita. A esto sumémosle un elemento más, la meritocracia. “La guita es mía me la gane con mi propio esfuerzo” dicen desde ese sector social. Siguiendo la línea de esas fantasías, caemos en la lógica del sistema capitalista, lógica de lo individual. Lo meritocrático es un elemento de esa lógica individualizante. Todo lo que amenace a esa lógica individual, meritocrática, debe ser eliminado.
¿Quiénes amenazan a la meritocracia? En argentina, la amenaza es el peronismo, con sus males: los choriplaneros, las que se embarazan para cobrar un plan, etc. Podemos decir que la fantasía de amenaza, encubre la desigualdad, la feroz explotación, esa inequidad que expulsa a una gran mayoría a la pobreza. Esos pobres en las márgenes del sistema se tornan barbaros, como el indio, que fue eliminado de sus pampas, expulsado de sus bosques, saqueado de sus recursos.
Hay entonces una contradicción irreductible entre la barbarie y la civilización, entre los chirplaneros y las que se embarazan para cobrar un plan con la gente de bien. Porque este sistema se reproduce con la fantasía de que las riquezas se realizan con trabajo. En fin, con todo lo expresado, se entiende que el reparto de las riquezas, que genera inclusión, es vivenciado como despojo, y que viene enlazado con la idea de la muerte, como consecuencia de esto la reacción es extrema, es patológica, proyecta en el pobre, en el negro, en el choriplanero, en la que se embaraza para cobrar un plan, el miedo a la muerte, en termino psicoanalíticos, la angustia de castración provoca la violencia reaccionaria de este sector social. Insistimos no es un problema psicológico es un problema de “la guita”.