Los Hechos
A través del Boletín Oficial, el gobierno hizo efectivo el decreto que crea el programa de “vouchers educativos” cuya finalidad consiste en subsidiar hasta el 50% de la cuota de los jóvenes que asisten a instituciones educativas privadas, y cuyos tutores no superen en ingresos el $1.419.000. El tope del subsidio por alumno es de $27.198, es decir, solo aplica a cuotas de hasta $54.000, y ya está disponible su tramitación a través de la página argentina.gob. (desde el 3 hasta el 30 de abril) en donde se le pedirá a los tramitantes una serie de datos personales, un CBU para acreditar el dinero y los datos de la institución a la que asisten.
Según lo publicado por el Ministerio de Capital Humano, se espera que la medida beneficie a cerca de dos millones de alumnos. Pero lo que no aclara es que en realidad los principales beneficiarios serán los dueños de las escuelas privadas (que en definitiva son empresas que venden condiciones educativas), pero que además los fondos para pagar estos vouchers salen de la no renovación del FONID, es decir, el Fondo Nacional de Incentivos Docentes, que constituía hasta su reciente eliminación una parte del sueldo docente que representaba entre el 10 y el 15%.
Dicho sintéticamente, se quitó el sueldo a los docentes para financiar a los dueños de las escuelas privadas. Ni siquiera se financia a los alumnos, que sólo reciben dinero del estado para mantener la escuela privada que ya tenían y que el brutal ajuste de Milei puso en riesgo. Tampoco vuelve a los docentes ya que las escuelas privadas alcanzadas son con subvención del estado, es decir, los sueldos los sigue pagando el estado y no han subido. De hecho, han bajado nominalmente.
Una Serie de Sin Sentidos
El FONID era un fondo discrecional del poder ejecutivo, por ende, susceptible de ser eliminado en cualquier momento, pero que constituía desde el inicio de la década del 2000, un ítem que representa entre el 10 y el 15% del sueldo total. Ningún gobierno hasta Milei lo eliminó ni tampoco lo convirtieron en sueldo contributivo, es decir, en blanco. ¿Cuál fue el planteo del gobierno frente a esto? Es un sueldo en negro, un abuso por parte de la casta y una manera de apretar a los docentes ¿Lo convirtió entonces en sueldo en blanco? No. ¿Lo sustituyó con otros ingresos directos o indirectos? No. ¿Qué hizo? Lo eliminó sin compensación bajando de hecho el sueldo docente. Sustituyó una injusticia por otra aún mayor.
Los gremios docentes ya judicializaron la medida, y en el Congreso se intentó tratar el tema, pero sin lograr quórum.
Pero todavía falta el elefante en la habitación: ¡el gobierno nacional quita fondos públicos para financiar la ganancia de privados! En vez de destinar fondos para garantizar el correcto funcionamiento y acceso a la educación pública, financia la cuota de una parte de la población que paga un servicio privado. Ni siquiera hablamos de la educación que reciben, que está a cargo del estado que es el que les paga realmente a los docentes, sino que financia los establecimientos privados y las ganancias de sus dueños que en definitiva cobran por el espacio.
A riesgo de ser redundante, Milei paga con los impuestos nacionales, “con la tuya” como suelen decir sus seguidores, el acceso de un sector de la población. ¿Y por qué lo hace? ¿Se trata de una defensa hiperidologizada de lo privado frente a lo público? Seguramente sí, pero también hay razones materiales.
El ajuste que llevó adelante Milei en estos meses empeoró las condiciones de vida de prácticamente toda la población. Sin embargo, la devaluación del ingreso afectó especialmente a la clase media que vio multiplicado el precio de sus consumos: la nafta por diez, la comida al doble, los servicios entre seis y siete veces, la cuota de clubes y colegios privados también. Todas son cuestiones gravísimas, pero en los colegios los vouchers educativos (que en definitiva son un subsidio del estado) pretenden prevenir que haya un éxodo de alumnos del sector privado al público. De darse así el gobierno debería enfrentar dos situaciones: la saturación de la escuela pública que ellos deliberadamente han desfinanciado con el consecuente empeoramiento de los niveles educativos (aún más) y predilección de la sociedad por la escuela pública que tanto Milei como su socio Macri desprecian abiertamente. Una derrota de lo privado frente a lo público dentro del marco hiperfanatizado de ideas que profesa la La Libertad Avanza, además de un sinsentido para un espacio político que pregona la libertad absoluta mientras te obliga a depender de él para pagar algo que antes podías costear por su propia cuenta.
A modo de síntesis total: perjudicó a los docentes, perjudicó a las familias, les garantiza ganancias a los dueños de las escuelas privadas.