La historia de las mujeres en el mundo es la historia de la lucha contra la desigualdad y la violencia. La historiografía moderna necesitó crear una categoría aparte para estudiar los fenómenos sociales ligados a la condición femenina dado su complejidad y la profundidad, pero sobre todo por la invisibilización de la mujer dentro de la historia de la humanidad que hasta los principios del siglo XX era un relato de hombres blancos (y capitalistas).
De la misma forma que en Argentina se construyó un relato del país sin los negros y los aborígenes, largamente la historia obvió a las mujeres, analizó la economía y la sociología sin adentrarse en sus problemáticas específicas, las excluyó las decisiones políticas, les negó la tenencia de los hijos, la educación, la voz, los derechos.
El mundo entero, con sus matices, repitió el mismo esquema: en cierta forma negar a la mujer. Estaba ahí pero sin mover el amperímetro, y si alguna destacaba entonces era preciso marcar el carácter excepcional o dañino de su caso. Eran apéndices del hombre, muebles, objetos, propiedades, contratos matrimoniales, dotes, cuerpos. O eso pensábamos…
El siglo XX vio nacer la historia de género, con las mujeres como centro de los nuevos estudios y el análisis de su perspectiva y participación en todos los fenómenos donde la historiografía había tratado de ignorarlas. Allí donde antes se estudiaba a la familia como un ente homogéneo, aparecía ahora la visión de la mujer, su estilo de vida, las violencias recibidas, las aspiraciones, las cosmovisiones, su inserción en un modelo económico y social, y cada vez más su pugna por los derechos políticos. Para conmoción de la historia tradicional este nuevo movimiento feminista (expresado en múltiples frentes), empezaba a desglosar los relatos construidos desde hacía tantos siglos y se encontraba con la mujer donde fuera largamente ignorada. La historia clásica, el mundo medieval, la historia económica, la política, antropología, el derecho, la historia de la ciencia, todos los campos empezaba a recuperar a lo femenino en sus estudios y terminaron descubriendo lo obvio: la historia de la humanidad es inexplicable sin la mujer en ella.
Claro que esto no se le ocurrió a ningún hombre. Su lugar en la historia, en el mundo, es un conquista lograda a través de siglos.
Cada punto de la historia se encuentra con las mujeres en lucha y resistencia contra la violencia de las instituciones, que eran, que son una forma de dominación. Familia, estado, iglesia, comunidad, todos entes patriarcales. Pero mujeres luchadoras nunca faltaron. El 8 de Marzo es apenas un reconocimiento, es un llamado a la continuidad de esa lucha histórica por un mundo más justo. Al lado de los escritos de Hannah Arendt, las huelgas de Virginia BOlten, la lucha de Juana Azurduy, la vida de Eva Perón, de Virginia Woolf, de Frida Khalo, e infinidad de otras más, ese día es una gota en el océano, una insignia para llevar adelante y seguir reclamando igualdad.
En 1910, El congreso internacional de mujeres socialistas declaró el día internacional de la mujer. La conmemoración surge ese año, la lucha es antigua como la humanidad. LAs fechas variaron por cada país y cada uno atribuyó un matiz distinto a la fecha. Llegó hasta nuestros días como el ocho de Marzo.
No es un regalo. Es una conquista.
Uno de los hechos que marcaron la historia del movimiento obrero y la historia de los derechos: el incendio en la fábrica de blusas Triangle
Más de 120 mujeres murieron en una fábrica textil el 25 de marzo de 1911. El horror introdujo cambios en las condiciones laborales.
En la fábrica textil Triangle Shirtwaist de Nueva York se produce un incendio que deja a 146 trabajadoras muertas, de entre catorce y veintitrés años de edad.
Murieron por quemaduras provocadas por el fuego, la inhalación de humo, o por derrumbes.
En 1909 estas mujeres ya habían protagonizado una huelga reclamando menos horas de trabajo, más sueldo y un lugar de trabajo más seguro dotado con medidas contra incendios. Fueron desoíadas.
Posteriormente el desastre en la fábrica textil obligó a importantes cambios legislativos en las normas de seguridad y salud laborales e industriales y fue el detonante de la creación del Sindicato internacional de mujeres trabajadoras textiles (International Ladies’ Garment Workers’ Union) que lucha por mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras del sector.
Además este suceso trágico será más tarde uno de los motivos por los que se conmemora el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.