Por Milagros García
Conocen al escritor polaco Stanislaw Lem por “Solaris”, probablemente. Esta y otras obras, como “La voz del amo”, que es la mejor obra de ciencia ficción especulativa a la que me pude asomar, componen un área de escritos con un registro más serio y narrativo.
Por otro lado, están los textos como “Diario de las estrellas” o “Ciberíada”, que se caracterizan por un humor punzante y una gran crítica social. “El profesor Dońda” corresponde a esta zona.
En esta historia, Ijon Tichy (un personaje recurrente en la narrativa de Lem) talla sobre piedra las memorias de los hechos que lo conectan con el profesor Dońda, que enseña “Svarnética”, una disciplina de la que sólo se conoce el nombre, por lo que tiene que desarrollar sus contenidos para ejercerla. Las circunstancias que los llevan a ese momento son muy insólitas y divertidas, por supuesto.
En esta obra los elementos que supondríamos sólidos, como el nombre de una ciencia, el registro virtual de la información o el dinero, son endebles. Al verdadero poder sobre la realidad lo tiene la contingencia. La vida entera del profesor Dońda está determinada desde su concepción por extravagantes vueltas del azar.
Durante gran parte de la historia, creemos que el objetivo del profesor es encontrar el sustento lógico del pensamiento mágico con la “svarnética”, cuya metodología desarrolla y explica como una “verificación estocástica de las reglas automatizadas del uso de encantamientos negativos”. Sin embargo, la acumulación de información trasciende este problema, la pregunta es: ¿cómo se convierte la información en materia? Y en ese caso: ¿podemos perderla? Y en ese otro caso: ¿es sustancialmente diferente de esos encantamientos negativos?
Lo interesante de esta premisa es que es una forma de la distopía poco explorada, pero sinceramente escalofriante: el colapso informativo. Hasta ahora, solo leí dos historias en las que se plantea la posibilidad de borrar toda la información o las formas de comunicación de la faz de la tierra: “La esfera luminosa” de Cixin Liu, y ésta. Son más comunes las fantasías en las que un potencial imperio de la máquina nos exilia de lo digital. La información y la comunicación son recursos tan omnipresentes que la posibilidad de vernos obligados a prescindir de ellos es ominosa. Si acumular saber es gestionar poder, la desaparición de todo fruto virtual de nuestra inteligencia (su forma privilegiada en la actualidad) plantea una realidad horizontalizada en la que a priori, no hay ventajas.
Al igual que el manuscrito (o el tallado a mano, en este caso) la fantasía de la información nula nos enfrenta a la pregunta sobre qué significa realmente para nosotros toda esa información que acumulamos, cómo funciona, qué consecuencias tiene en nuestras vidas, en nuestras relaciones, en el plano geopolítico.
A pesar de todo, no se dejen engañar por la aparente seriedad de estos temas, la historia es hilarante y la vorágine del absurdo no permite que se suelte el libro en ningún momento. Es una gran lectura de vacaciones: breve, divertida y capaz de crear ecos en nuestras ideas. Son infinitamente valiosas estas ficciones que no sólo nos plantean mundos posibles, sino que además nos obligan a mirar de cerca las costuras del nuestro.
Ficha Técnica:
- Idioma: español
- Editorial: Godot
- Autor: Stanislaw Lem
- Año: 2023
- Páginas: 80