Por Lucho Roa*
El día 20 de diciembre de 2023, a solo 8 días hábiles de asumir, Javier Milei dictó el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, que, con sus 366 artículos a cuestas, venía a refundar todo el orden jurídico en la Argentina. El DNU, era una verdadera reforma constitucional por Decreto, y se auto justificaba porque iba a poner un remedio necesario y urgente a la crisis más profunda de la historia.
Sin embargo, fuimos muchos quienes cuestionamos que no se daban los recaudos que reclama la Constitución para su dictado, dado que no existían circunstancias excepcionales que hicieran imposibles los trámites ordinarios para el dictado de la sanción de las leyes. La respuesta del Gobierno era unívocamente que no había tiempo para eso.
Sin embargo, el día 26 de diciembre pasado, Milei convocó a sesiones extraordinarias del Congreso. Si el Presidente estaba en condiciones de convocar a sesiones extraordinarias, también lo estaba para poder enviar un proyecto de ley que introdujera todos los temas del DNU. No lo hizo, pero con ese acto dejó al desnudo su maniobra: no quería que intervenga el Congreso.
Así, en un contexto de alta ebullición social y cuestionamiento al DNU, el día 27 de diciembre -el mismo día que la CGT convocó a sus cuadros y dirigentes a una movilización masiva frente al Palacio de Tribunales en la Ciudad de Buenos Aires-, el gobierno remitió a la Cámara de Diputados de la Nación el Mensaje 7/2023, conteniendo un Proyecto de Ley Ómnibus denominado ¨Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos¨.
Esta vez sí, Milei, hizo uso de las atribuciones conferidas por el artículo 99, inc. 9 de la Constitución Nacional, a saber: “convoca a sesiones extraordinarias, cuando un grave interés de orden o de progreso lo requiera”.
De la lectura del proyecto de ley, seguro que no podremos explicar cuál sería el grave interés de orden y progreso que amerite la discusión de un texto que originalmente tenía 664 artículos a lo largo de 10 títulos y 6 anexos, que atraviesa todo tipo de normas a derogar y alterar, incluidas las modificaciones a los códigos de fondo, como el Código Civil y Comercial y el Código Penal, que han sido el producto de acuerdos y consensos de décadas de labor parlamentaria.
Finalmente, el Gobierno lo había hecho de nuevo. Dos textos faraónicos, un DNU y una Ley Ómnibus, que por volumen llevarían años de labor legislativa poder tratar adecuadamente. El primero, por decreto y de prepo, el segundo a los empujones entrando al Congreso.
Pero ahora que todo sabemos cuál fue el desenlace, es importante puntualizar la crónica en el tratamiento de la Ley Ómnibus, para advertir que fue un proyecto que quiso llevarse puesto al Parlamento desde el primer minuto. Repasemos.
- El presidente convocó a Sesiones Extraordinarias, el día 26 de diciembre de 2023 por decreto 76/2203, desde ese día y hasta el 31 de enero de 2024.
- En el decreto de convocatoria no figuraba el tratamiento del Proyecto de Ley Ómnibus.
- El proyecto denominado Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, fue remitido al Congreso un día después, el 27 de diciembre de 2023, mediante el Mensaje 7/2023 (Exp. 25-PE-2023).
- El proyecto ingresó a la Cámara de Diputados, y su Presidente -el libertario Martín Menem-, lo giró a solo tres comisiones: las Comisiones de Legislación General, de Presupuesto y Hacienda y de Asuntos Constitucionales. Es claro que el proyecto, por la cantidad de campos temáticos involucrados, debiera haber sido girado prácticamente a la totalidad de las comisiones. Había una reforma laboral dentro, y no intervino la Comisión de Legislación del Trabajo; había una reforma penal y no intervino la Comisión de Legislación Penal, y así podemos seguir.
- Las comisiones de la Cámara no estaban conformadas y lo hicieron de urgencia. Alterando un consenso pacífico en la Cámara, se designaron como autoridades de las comisiones, a miembros de monobloques, como el caso de Jose Luis Espert en la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Incluso hubo casos de diputados que estaban originalmente en una comisión, y luego fueron cambiados por otros más convenientes.
- Las comisiones conjuntas, se reunieron los días 11, 15, 16 y 17 de enero, para debatir temas que demandarían meses hacerlo ordenada y seriamente, sin real apertura a la sociedad civil, y sin siquiera la presencia de los responsables de las medidas. En un proyecto cuyo eje principal fueron las facultades legislativas delegadas (art. 76 CN) jamás concurrió el Jefe de Gabinete de Ministros -Nicolas Posse-, o el Ministro de Economía -Luis Toto Caputo-, o el autor del proyecto, el ministro sin cartera, Federico Sturzenegger.
- El oficialismo que contaba con solo 38 diputados propios, y 37 del macrismo presionó a gobernadores y bloques opo-oficialistas para dictaminar y convocar a sesión entre los días jueves 18 y el sábado 20 de enero. Fracasó en su intento porque no consiguió los votos. Fué en ese contexto que produjo un apagón parlamentario, y que, de espaldas al Pueblo, hicieron todo tipo de reuniones y conciliábulos fuera de la casa del Congreso (en el Hotel Savoy, en el famoso departamento de Recoleta), intentado conformar un contubernio que les permitiera dictaminar y dar media sanción al proyecto.
- Para ganar tiempo, el día 19 de enero, el presidente de la Nación dicta el Decreto 57/2024 prorrogando las sesiones extraordinarias hasta el día 15 de febrero de 2024.
- Recién ahí, y 23 días después de ingresado el proyecto, el Poder Ejecutivo Nacional incluye mediante el Decreto, al proyecto de Ley Ómnibus para su tratamiento dentro en las sesiones extraordinarias.
- Luego de varios intentos para reunir a las comisiones y obtener un dictamen, el día martes 23 de enero, intempestivamente se terminó el apagón parlamentario, y el oficialismo convocó a las comisiones conjuntas para dictaminar. Había conseguido los votos.
- Luego de numerosos cambios de horarios, la reunión conjunta que iba a comenzar a las 10, a las 12 y luego a las 18 horas, finalmente comenzó cerca de las 21 horas en medio de un caótico debate. Cuando de los términos del debate no surgía ningún tipo de acuerdo, se cortó la emisión de Diputados TV, y la reunión finalizó abruptamente a las 1:30 horas del día 24, con un dictamen de mayoría con 55 firmas, y cuatro dictámenes de minoría.
- A partir de ese momento, el dictamen de mayoría fue secuestrado. Nadie lo tenía. Ni nadie sabía cuál era su real contenido. Las autoridades de las Comisiones respondían que no estaba disponible. Todo eso en el marco de una Plaza del Congreso que ya reunía a miles de trabajadores y trabajadoras manifestándose en contra del DNU y la Ley Ómnibus por el paro y movilización de la CGT. El dictamen de la mayoría se firmó en blanco: había 55 firmas de un dictamen que no estaba escrito y no existía.
- El día 24 de enero apareció el dictamen. Luego de la marcha de la CGT. Obvio… El papelón fue aún más grande, cuando sus propios firmantes desconocían lo firmado y surgieron diferencias en cuanto a su contenido. Del proyecto original se eliminaron 140 artículos, quedando en el dictamen de mayoría 525 artículos distribuidos en 9 títulos y 7 anexos. La delegación legislativa solicitada se redujo a la materia económica, financiera, fiscal, previsional, de seguridad, de salud, tarifaria, energética y administrativa, se sacaron las delegaciones en materia social y de defensa.
- En medio de discusiones y escándalo con los gobernadores, en torno a la modificación de la movilidad jubilatoria y los impuestos coparticipables, el día viernes 26 de enero, la Cámara de Diputados pública el Orden del Día N°1 con los dictámenes de la Comisión Conjunta. Pero el mismo día 26 -un viernes por la noche-, el Ministro de Economía Luis “Toto” Caputo anunció en conferencia de prensa que el gobierno retiraba el paquete fiscal del proyecto de Ley que supuestamente habían aprobado en comisión. No tenían los votos que decían.
- Fue a raíz de ello, que el día domingo 28 de enero circuló oficiosamente otro texto del Proyecto de Ley Ómnibus distinto al dictamen de mayoría. Sí, otro. Esta vez, con 386 artículos distribuidos en 9 títulos, y 5 anexos. De la delegación legislativa, quedó la solicitada en materia económica, financiera, fiscal, de seguridad, tarifaria, energética y administrativa, y se cayeron las delegaciones en materia sanitaria y previsional. De la emergencia social, ya no quedaban ni noticias.
- Luego de algunas vueltas más, que hicieron fracasar una sesión el martes 30 de enero, finalmente se convocó a sesión de la Cámara de Diputados para el día 31 de enero a las 10 horas. Insólitamente, al comenzar la sesión, un funcionario administrativo de la Cámara, no el miembro informante como debia ser; informa que del dictamen de mayoría se van a retirar una serie de artículos de los cuales una gran cantidad de Diputados no tiene conocimiento, entre ellos los de Unión por la Patria y la Izquierda. De ese “retiro” no queda ninguna constancia por escrito. Los diputados opositores reclaman airadamente una copia del texto que realmente se va a discutir en la sesión. El oficialismo responde que el dictamen es el que está impreso en el orden del día desde el viernes 26. La oposición pide volver el proyecto a comisión, para discutir de nuevo el texto del dictamen, propuesta que es rechazada de plano por el oficialismo.
- Así en ese marco, la Cámara de Diputados sesionó a la deriva durante 11 horas el día 31 de enero. Sin un dictamen real que le dé sentido a la discusión. Esto, mientras tanto el oficialismo ganaba tiempo para conseguir los votos, que nunca consiguió. Finalmente, al no conseguir los votos, el oficialismo llama a un cuarto intermedio hasta el día siguiente.
- La sesión se continuó los días jueves 1 y viernes 2 de febrero, sin que el texto verdadero apareciera (no el aprobado en comisiones), mientras los diputados mantenían un debate a ciegas sobre lo que suponían era el proyecto. Bajo este contexto escandaloso, el día viernes finalmente el oficialismo libertario y el Pro, el opo-oficialismo radical y algunos actores de reparto llegan a un acuerdo, y votan. Antes de votar, pero habiendo finalizado el debate en general, el miembro informante de la mayoría lee cuales son los artículos que había retirado del dictamen aprobado en comisión. Los cambios nunca fueron publicados por la Cámara. Tres días tarde y a escondidas de la oposición. El proyecto había quedado con 386 artículos de los 664 originales.
- El proyecto obtuvo la aprobación en general por 144 votos afirmativos contra 109 votos por la negativa. Esa mayoría para la aprobación en general, era una frágil alianza para aprobar artículo por artículo. Al Poder Ejecutivo en rigor, lo que le interesaba era la aprobación de las facultades delegadas. Estaba dispuesto a resignar articulos pero conservar el nudo del proyecto. Es por eso que, para ganar tiempo y consenso, se llama a continuar la sesión recién el día martes 6 de febrero. Los votos parecían estar.
- Finalmente, este martes 6, se comenzó el tratamiento en particular para tratar cada artículo, pero lo que parecía ser un tránsito cómodo para aprobar las facultades delegadas tan ansiadas por Milei, finalmente se comienza a complicar para los libertarios con el debate de los artículos 4 y 5, relativos a las bases de la delegación y la reforma administrativa del Estado. Empezaron a caer uno a uno algunos incisos claves que convertían a la delegación legislativa en una cáscara vacía. Acorralados, y temiendo un brutal rechazo de los puntos nodales de la iniciativa, los bloques libertarios, del pro, y aliados arrían las banderas y proponen lo mismo que el bloque de Unión por la Patria había solicitado el día 31 de enero: pasar el proyecto de Ley Ómnibus nuevamente a Comisión. Un bochorno.
- Semejante papelón, único en la historia legislativa, no implica volver a discutir lo particular del proyecto. No. Significa barajar y dar de nuevo. Comenzar de cero. El reglamento de la Cámara de Diputados, que parece habérsele perdido en estos días el libertario Menem, dice claramente en su artículo 155 que, un proyecto después de ser sancionado en general, o en general y parcialmente en particular, vuelve a comisión, al considerarlo nuevamente la Cámara, se le someterá al trámite ordinario como si no hubiese recibido sanción alguna. El dictamen aprobado, fue. La aprobación en general, fue. Así de simple, punto final. Un réquiem para la ley que no fue.
Esta es la patética crónica, de un vergonzoso y escatológico proyecto de ley que murió antes de nacer. Que le quedó grande el nombre fundacional propuesto por Milei: Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. Ni Ley, ni bases, ni punto de partida para una libertad que los argentinos ven cada vez más lejos al no poder tener un plato de comida en la mesa. Ni siquiera un ómnibus, un bondi, al que ya no podemos subir porque no podemos pagar el boleto.
*Abogado de las y los trabajadores. Docente UBA