Estoy leyendo un libro muy atractivo: Criaturas dispersas, es todo de curiosidades de animales, cazadores y hechos relacionados también con seres humanos. Y pienso: “es de Editorial Leteo, tenemos que darle difusión a las editoriales independientes que son muy valiosas en sus contenidos, autores y estéticas; y mucho más accesibles a nuestro bolsillo, que grandes monopolios que cercenan lecturas a partir de la imposición de precios siderales.
Me ocurre que tengo tantas ganas de contagiarlas y contagiarlos que ya me salen las palabras antes de terminar de leerlo… Es increíble la variedad de temas que toca un librito tan pequeño, que no por su tamaño se lea de un tirón, porque son de esos que nos invitan a levantar la vista, a pensar cuando se bifurca el sentido, a buscar significados, personajes de la realidad, como un cazador que se vanagloria por la cantidad de cabezas que cuelgan de su mansión en Hungría y llegó a nuestro país para llevarse un yaguareté, felino en peligro de extinción… O la anécdota del fumigador y la señora paqueta de Avda del Libertador; o el recuerdo de los atributos de un contador televisivo del mundo animal. Una rata que pasea por la memoria de alguien que perdió un ser querido, escarabajos llevados a lomo de hormigas en un movimiento de marionetas y tanto más…
Me detengo, me duele mucho leer el periplo de José y Liso, dos leones rescatados del circo y devueltos a su hábitat. Me revela y rebela la ferocidad del hombre…
Mientras leo, escribo. Paso ahora desde el tramo dedicado a las historias reunidas bajo el título “Tierra”, al tramo del “Agua”; y me encuentro con los restos fósiles de un basilosaurio en Egipto; con ríos, cocodrilos, reacciones y fotos. Qué indescriptible sensación de equilibrio y goce, cuando ante una historia que me compunge, se presenta otra que me deleita hasta imaginarme la música que envuelve a la bailarina apneíta Julie Gautier; y siempre la expectación que me provoca lo desconocido, el mar profundo y sus misterios. Y la poesía que atraviesa intersticios como “La fragilidad es una cría de ciervo durante un tifón”.
El tercer bloque el libro contiene el tramo destinado a los animales que se relacionan con el “Aire”, que no son sólo los que vuelan: colibríes, palomas, tal vez gallos y las riñas, sino también sucesos relacionados con ciclones y tsunamis percibidos por elefantes a través de ondas expansivas, fauna y flora en peligro por aires calientes o fríos. Poesía y leyenda crean el cementerio de Atocha, pueblo de Salta. Este bloque cierra con algunas líneas de Emily Dickinson: “Para crear una pradera es necesario un trébol y una abeja/ Un trébol y una abeja/ y ensoñación.”
Por último, el tramo destinado al elemento “Fuego”, pasa de investigaciones sobre las hormigas a la historia de la entomología abordada por mujeres; de rituales budistas consistentes en la liberación de animales para generar el buen karma convertido en una cadena saturada de ironía, al rugido del apareamiento de leones en el zoológico, que escucha una bailarina de tango desde el balcón de un departamento de Palermo. Entre tantas historias curiosas algunas, dolorosas otras, reflejo de tanta vida tergiversada en esta tierra, aparece la poesía, intermitente, como un llamado a la revisión de la propia existencia.
Lo recomiendo una y mil veces: a lectoras y lectores novatas/os; a expertas/os, a curiosas/os, a quienes sólo leen novelas, a maestras/os, a profesoras/es, a bicheras/os, a mis queridas/os frecuentadoras/es de Macondo.
Ficha Técnica
- Autora: Natalia Gelós
- Editorial: Leteo
- Páginas: 180
- Edición: 2022
- Idioma: Castellano