En la forma que se ha tratado el caso de la desaparición de Santiago Maldonado hasta el momento, pone al descubierto al macrismo como la fuerza política que ve obstruido su paso a un mayor grado de salvajismo, si no contase en frente a una oposición que no le teme, que contrario a su estilo despolitizado, le responde con las armas del ejercicio democrático. Para decirlo con más contundencia “a Santiago lo ahorcaron con un pullover de Benetton”, no creo que esta apreciación llegue a ser una metáfora. Ojalá lo fuera. Este gobierno en su constante torpeza, en su escasa sutileza de maniobra, no admite siquiera que nuestro rico lenguaje haga gala como tal, en esta triste y desgraciada expresión.
El senador Pichetto, quien nos sorprendiera gratamente, al igual que Cristo, la vez que le anticipara a Pedro que lo engañaría antes de que el gallo cantara tres veces, en referencia al presidente de la Cámara, senador Cobos, la traición de su voto a favor de la patronal agraria, hoy destila presagios, como decir que “…los Mapuches huelen a Sendero”, en referencia a la agrupación guerrillera de Perú, Sendero Luminoso). Si esto no es una incitación a remover el pasado violento de nuestro país, anticipándose además, (aunque no lo exprese), el letal “por algo será”, dando a entender que a Santiago Maldonado, lo desaparecieron como si hubiesen sido las TRES A, (ya que estamos en democracia), quienes legitimaban sus crímenes, con la justificación de sostener una Argentina limpia de subversivos, ¿qué es, si no? Esta aproximación bien podría también ubicar en un pedestal de dudosa criminalidad al Gral. Julio A. Roca en sus campañas genocidas, al despojar de “molestos salvajes” a los terratenientes locales e ingleses que vendrían después.
Quedó corto el General, podría opinar si resucitase Domingo Faustino Sarmiento. Es recurrente, casi invariable, cómo el liberalismo, hoy denominado neoliberalismo, traslada hacia los más débiles toda su pesada artillería. Esta maquinaria de crueldad y despojo siempre ha funcionado así, no existe un capitalismo humanizado o una derecha democrática. La historia de la humanidad, nos lo relata en sus pasos, que aunque sea dicho en distintos idiomas, diferentes metodologías, sus efectos serán siempre exactamente los mismos. Siempre chorrearán sangre por donde quiera que vayan. Hoy nuestra sociedad, acosada por la inseguridad que genera un mercado estrangulado, dado los ajustes permanentes, los despidos y la ausencia de políticas sociales, transita por estos días en sus ciudades extremadamente sitiadas. “Ajuste y palos”, es lo más visible de este gobierno, carente de ideas que rocen siquiera, por breves momentos, una mirada aunque sea de reojo, al sentir democrático. En menos de 6 meses aproximadamente, por citar un ejemplo cercano, el Intendente Darío Kubar, fiel a su patrón neoliberal, Mauricio Macri, ha inaugurado ya tres puestos policiales en estratégicos puntos de ingreso a nuestra ciudad, y en algún otro barrio, en esos donde seguramente en días más, el hambre vendrá cargado de violencia, la vida está primero, la de uno y la del otro, es triste llegar a esta evaluación, pero como observamos, el neoliberalismo no dá respiro, esas son sus políticas más notables. Anticipan su logística represiva, a sabiendas de su inutilidad para resolver los problemas del pueblo, porque rechazan con naturalidad alarmante, el espíritu que debe imperar en un estado de derecho.
Si hay algo que destacar de este gobierno, es su prolija alineación con todos los gobiernos de derecha que los han precedido, coherencia: algo para destacar.