El viernes 20 de diciembre por la tarde se desarrolló en el Ateneo Nestor Kirchner de General Rodríguez el cierre del taller de Arte Chatarra que impulsaron vecinos y vecinas del barrio Villa Vengochea, con Gustavo Hormachea, militante de Unidos y Organizados, como organizador y Ariel Pablo Arau como docente y artista. Acompañando a los y las talleristas estuvo Reinaldo Torres, referente de la agrupación Unidos y Organizados de General Rodríguez y concejal por el Frente de Todos.
El taller, nos contó Gustavo, comenzó a partir de mitad de este año y como no conseguían espacio físico abrió las puertas de su hogar para que unos 12 talleristas aproximadamente participaran del aprendizaje de hacer arte utilizando chatarra, una forma original y ecológica de desarrollar la creatividad.
Arau ya había realizado ese tipo de taller en otras ocasiones, Gustavo lo contacto y así el taller de arte chatarra llego a Villa Vengochea. “Es un taller experimental donde el eje del taller es la creatividad. Todas las personas que participan empiezan a desarrollar sus obras y la parte técnica se va aprendiendo sobre la marcha. Es muy dinámico, motivador y practico”, sostuvo Pablo.
Una gran cantidad de personas, amigos y familiares se acercaron hasta el Ateneo, ubicado en la calle Sarmiento al 840, para disfrutar de las obras de arte producidas por los y las talleristas, muchos de ellos y ellas, sin experiencia previa; “justamente lo que tiene de particular este taller experimental es que no hace falta tener conocimientos porque el eje es la creatividad. La soldadura es lo secundario”, manifestaba el artista.
Hormachea conoció a Pablo en un taller que realizo en la localidad de Moreno. Le gustó la idea y no dudo en proponerle llevar el taller a su barrio. Con la propuesta en marcha, amigos y familiares de Gustavo se fueron sumando, hasta conformar un grupo de talleristas nutrido, que seguramente continuaran con el taller el año próximo.
Le preguntamos a los y las talleristas sobre la experiencia que vivieron confeccionando Arte chatarra. Daniel Manzur, que ya se daba maña con el trabajo de cuchillos, aseguro que “cuando vio lo que hacían se entusiasmó y arranco el taller. Muy feliz porque también se comparten charlas personales y se disfruta la tranquilidad del momento, te distraes”. Teresa, esposa de Gustavo, pensó que iba a participar del taller cebando mates, pero pronto empezó a producir piezas de arte.