La vicepresidenta de la nación inició su alocución recordando el papel de Néstor Kirchner en los eventos que siguieron a la crisis del 2001, y haciendo una explicación de carácter histórico económico de las causas del estallido social. “La convertibilidad terminó como empezó” sentenció Cristina, es decir, con un proceso de acumulación y despojo de toda la sociedad hacia el sector privado, y recordó que el origen de este saqueo tuvo lugar de la mano de Domingo Cavallo, ultraliberal funcionario de la dictadura y luego Menem y De La Rúa. Al mismo tiempo señaló el vínculo directo entre las ideas de Cavallo y las que actualmente profesan los representantes de la ultraderecha, siendo el principal Javier Milei.
De acuerdo con su explicación, la convertibilidad de la década del 90’ implicaba para Argentina una disciplina fiscal muy dura además de una gran inflexibilidad para hacer política monetaria que permitiera sortear problemas circunstanciales sin un mayor impacto en la economía.
Al estar atado el valor del peso a la disponibilidad de dólares, la inflación en el período menemista fue nula, pero al costo de un creciente endeudamiento del estado y la destrucción del aparato industrial argentino, afectado por la competencia desleal con el exterior.
Cristina calificó entonces la propuesta de dolarización de Javier Milei como una vuelta al pasado, el intentar convencer a la sociedad de una receta que no solo no funcionó, sino que además dejó graves secuelas sociales. Pero agregó además “La dolarización es mucho peor que la convertibilidad”, porque le quita al estado la posibilidad de tener herramientas como la emisión y los intercambios con divisa propia. Es decir, implicaría ceder la soberanía de las transacciones, préstamos, el comercio exterior y las políticas internas al Tesoro de los Estados Unidos.
Por otro lado, y a contramano de las interpretaciones que circulan en redes sociales, dolarizar solo sería posible si previamente se diera una hiper devaluación del tipo de cambio, llevando el valor del dólar entre 9000 y 11.000 pesos, licuando de manera total el poder de compra del salario y en muchos casos rompiendo la cadena de pagos de la pequeñas y medianas empresas. Dicho sintéticamente, un proyecto monetario de profunda violencia contra la población y del que solo serían beneficiarios los ultra ricos.
En este sentido, la exposición de CFK implica un clara antagonización con el espacio ultraliberal, pero no dejó de señalar que el principal problema que afronta el país tiene su origen en el endeudamiento producido durante la gestión de Macri. ¿Por qué? Cristina explicó que durante su gobierno se pudo hacer frente a las corridas cambiarias mediante política monetaria y apoyándose en las reservas. El actual gobierno, debió afrontar una escasez fuerte de divisas producto tanto de factores internacionales como por el cronograma de pagos en millones de dólares que dejó Macri. Además, claro, los errores propios.
Por estas razones, CFK reiteró su afirmación al respecto del crecimiento del país, acumulado por sectores concentrados y muy mal distribuido, y enfatizó de nuevo que hay que alinear precios y salarios para ordenar la economía. Por esto mismo, aclaró que el peronismo necesita un programa, para no volver a depender de un nombre propio. En síntesis, acordar políticas básicas y continuas que eviten el péndulo de la economía argentina entre la apertura indiscriminada y el proteccionismo. Así, aunque volvió a elogiar el papel de Sergio Massa al frente de la cartera de economía, todavía no ha manifestado su apoyo a ningún candidato, al mismo tiempo que tampoco mencionó la posibilidad de ser candidata ella misma.
El Fondo Monetario Inflacionario
La exposición de Cristina destacó la importancia de combatir la inflación y ordenar las cuentas públicas a partir de una discusión seria con privados acerca del rol que el estado debe tener y cómo se financia el mismo. Es decir, si el estado debe sostener la educación, la salud y la seguridad, y debe paliar los aumentos de esos gastos por inflación, se debe llegar a un acuerdo sin la queja constante del sector privado acerca de la asfixia de los impuestos para además no tener déficit crónico. Para esto lo primero es frenar la inflación, lo que a su vez requiere revisar la actuación del Fondo Monetario Internacional en la economía argentina.
Sobre este último punto CFK fue lapidaria con el Fondo: lo señaló como el protagonista de tanto de la hiperinflación de Alfonsín, como el estallido del 2001 y por supuesto, la actual crisis que atraviesa el gobierno. ¿Y por qué hizo este diagnóstico? Porque los acuerdos con el FMI establecen duras condicionalidades a la gestión de la economía, porque son recesivos y, peor aún, porque son inflacionarios. Al atar al país al pago de intereses, devaluar la moneda, indexar la economía y aumentar las tarifas, generan de forma permanente aumentos de precios.
Es por esto que Cristina sostuvo que se debe renegociar el acuerdo con el Fondo, “no para no pagar” sino para permitir las condiciones para que el país revitalice su economía y pueda devolver lo prestado, fundamentalmente sin llevar a la población al extremo del hambre y la pobreza. Sobre esto sentenció: “nadie con honestidad intelectual puede ignorar el lastre que significa el Fondo Monetario en la Argentina.”
El triángulo del Litio
«Créanme que necesitamos un programa de Gobierno. Tenemos que ver cómo vamos a manejar nuestros recursos; tenemos que saber qué vamos a hacer con el Litio; tenemos que definir cómo vamos a manejar lo que se va a dar a partir de la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner con Vaca Muerta; pero también tenemos que saber que no hay salvaciones milagrosas», afirmó la Vicepresidenta.
CFK se mostró preocupada por el futuro económico debido a que, como señaló en otras ocasiones, un país puede crecer y sin embargo los frutos de ese trabajo llevarlos “cuatro vivos. Por ello, definir cómo se manejará el tema de los recursos naturales es fundamental y enfatizó la necesidad de crear valor agregado al litio para que no sea simplemente otra actividad extractivista.
«Nos va a salvar el trabajo, la tecnología, la innovación, cuidar los recursos, y generar la distribución del ingreso, que reproduce una sociedad más justa y más equitativa». Es decir, industrializar para redistribuir.
Machirulos para recortar y pegar
El discurso de Cristina estuvo marcado por la confrontación directa con la figura de Javier Milei a quien describió como un personaje con ideas venidas de un pasado que fracasó. «Esos mamarrachos que dicen que ‘la casta’ tiene miedo, ¿de qué te tenemos miedo? Si nunca te pasó nada. ¿De dónde te tenemos miedo?».
«No quieren investigar a los que me quisieron matar y que tienen evidente relación con empresarios. Miedo tengo porque mis nietos puedan crecer en un país tan injusto e inequitativo. Yo ya viví, di lo que tenía que dar. Temo por los jóvenes y los pibes porque hay demasiada cobardía e hipocresía en la Argentina.” En este sentido, CFK hizo referencia al hecho obvio para todo el mundo político de que Milei agrede con sus alocuciones a todo el mundo siempre en el marco de una enorme condescendencia por parte de los medios que lo difunden.
Finalmente, llamó a sostener la política a través del debate de las ideas y los principios. Agradeció a los asistentes y cerró con un mensaje positivo de cara a la confrontación política que viene.
«La política no es solamente decir, sino que también es vivir: hay que debatir, hay que bajar a discutir, a pelear por las ideas, a pelear por la Patria, a pelear por la historia y la memoria», y cerró: «Esto es lo que queremos hacer, por eso hoy vine a acompañar a los compañeros y compañeras que tuvieron la fantástica idea de crear esta Escuela Justicialista Néstor Kirchner. Un gran homenaje a quien fuera mi compañero de vida y mi mejor amigo (…) Muchas gracias a todos y a todas. Los quiero mucho».