En el inicio mismo de su alocución Cristina Fernández de Kirchner fue concisa y enfática: no es cierto que haya renunciado a querer postularse a la presidencia. Tampoco existió la voluntad de apartarse de la política por deseos propios, sino que es el resultado de una estrategia de proscripción por parte del poder judicial, controlado poco sutilmente por sectores económicos en la Argentina. Por ello, la vicepresidenta explicó que no pretende atar al peronismo a la candidatura de una figura perseguida y señalada como condenada, ni someterse a los manejos espurios de un poder judicial al que noble queda ningún tipo de prestigio.
Por otro lado, comparó la situación con el intento de la derecha argentina por proscribir al peronismo en su conjunto luego del golpe de 1955, momento en el que se llegó a prohibir el uso de las palabras Perón, Evita, peronismo. No sería la última vez que sectores de la política pretendieran forzar a la población a pensar y actuar conforme a sus intereses.
En este mismo sentido CFK explicó que no se trata de correrle a ella del escenario sino de disciplinar a la dirigencia política y a la sociedad a través del miedo. Es decir, la guerra judicial no se entiende por los nombres que busca afectar, sino por las políticas de redistribución del ingreso que pretende impedir; por los actos de autonomía de la política popular, por el desarrollo social que busca frenar. A esto, agregó, se lo debe entender como el uso del miedo para frustrar a la sociedad, para volver la gestión un movimiento constante de amague y recule que termina por cansar a la ciudadanía y hacerle creer que la no es la política el espacio donde es posible la resolución de sus problemas.
Un estado paralelo
La vicepresidenta se refirió también al actual conflicto entre el gobierno nacional y la Corte Suprema por los fondos coparticipables de la Ciudad de Buenos Aires, distrito más rico del país y prácticamente un feudo del PRO, al cual el ex presidente Macri otorgó una mayor cantidad de presupuesto en detrimento de las provincias. Según explicó CFK lo actuado por Macri se basó en un decreto simple, mientras que la corrección hecha por Fernández en una ley. Al suspender dicha ley, la corte actúa de manera ilegal a muchos niveles. Excede sus atribuciones, usurpa la de los otros poderes, no respeta loa procedimientos. Todo esto con motivo de beneficiar la campaña electoral de Rodríguez Larreta y por pedido de sus jefes económicos, los directivos del grupo Clarín, en lo que CFK calificó como un verdadero estado paralelo a contramano del derecho y de cualquier tipo de convivencia social.
Pero, además, la vicepresidenta asoció este funcionamiento del poder judicial con distintos tipos de problemas sociales y económicos que afectan a la sociedad y su conjunto y que tiene como últimos intérpretes a jueces y funcionarios cooptados por el poder económico. Basta para entender esto todos los fallos que benefician al grupo Clarín a la hora de administrar sus tarifas.
Salir a los barrios
CFK destacó que en este contexto hay una sociedad ávida de recibir explicaciones, de entender por qué suceden estos hechos y que nuestra democracia amerita poder vivir sin mafias que traben su funcionamiento. «Ustedes tiene tomar el bastón» afirmo CFK, es decir que el pueblo asuma y defienda sus derechos y acepte los errores si los hubiera, pero que no espere mansamente la llegada de un salvador que solucione sus problemas, cuestión en la que CFK viene insistiendo desde hace tiempo: la participación activa de la sociedad en política. No el comentario ni la observación: participación.
Por último, la vicepresidenta señaló la importancia de recuperar la igualdad ante la ley que los oscuros manejos del poder judicial han puesto en entredicho y que vuelve insostenible la situación política del país. Esencialmente se refirió a la doble vara con la que se ataca a figuras del peronismo y pareciera perdonarse cualquier delito a la oposición, y citó el caso Milman, diputado imputado por delitos de corrupción y nada menos que al intento de magnicidio contra Cristina Fernández, entre otros elementos de un largo portuario.
Cristina habló de una patente de corso que blinda las malas prácticas y delitos a un lado de la grieta y que este estado de situación tiene el visto bueno de la Corte Suprema, garante en última instancia de la defensa de los intereses de Clarín.
Ahora, recuperar la democracia y desplazar a estas mafias del poder no será cuestión de ganar una elección, si no de la movilización popular que ponga límites donde la dirigencia no pudo, supo, no quiso.