El lunes pasado se hizo entrega a la Asociación Civil Casa Trans del Oeste la documentación correspondiente para llevar adelante sus actividades en la ciudad. Se trata de un reconocimiento que fue otorgado por el Intendente Mauro García en la Fundación Hemocentro del Oeste. El proyecto se gestó en nuestra ciudad hace ocho años y hoy crece a pasos agigantados.
La historia de la Casa Trans en Argentina surge en el 2017 con la creación de la primera en la Ciudad de Buenos Aires. Nace como un espacio de contención y sociabilidad que busca dignificar los derechos de la comunidad transgénero en el país. Esta iniciativa responde a una demanda histórica y permite proteger sus derechos y libertades. Sin embargo, tiempo antes ya empezaban a formarse distintos proyectos que iban a dar sus frutos tiempo después, como es el caso de la Casa Trans del Oeste, que se inicia en el 2014 teniendo en cuenta las necesidades que había en la zona.
Fue un proceso largo que se hizo posible gracias al compromiso y organización de las distintas personas que intervinieron en este recorrido. La primera en ponerse este desafío al hombro fue Valeria Carrillo, fundadora y actual directora de la Casa Trans del Oeste. Cuando supo que sus compañeras la necesitaban acá, se fue de Zárate, donde vivía en ese momento, y se asentó en General Rodríguez con el objetivo de luchar para garantizar el cumplimiento de sus derechos. Los derechos básicos como el acceso a una vivienda, a la salud, a un trabajo digno, a la educación y al respeto son asignaturas pendientes que tiene la sociedad y el Estado para terminar con la exclusión de esta comunidad.
“Vine a vivir acá porque las chicas estaban muy desamparadas y faltaba organización. Empecé de a poco a luchar sola hasta que me di cuenta que tenía que hacerlo público, entonces de a poco empezamos a golpear puertas para ser escuchadas”, cuenta Carrillo. Durante esos años de búsqueda y esfuerzo, conocieron en el camino a César Ramírez López, Subdirector de Entidades de Bien Público del distrito, a quien ellas reconocen como el “ángel de la guarda” por el apoyo y asesoramiento que les brindó desde el primer día en que se encontraron.
“Cuando las conocí empezamos a hablar sobre las posibilidades de crecer. Les propuse hacer una asociación civil porque Casa Trans ya existía como algo histórico, pero acá en zona oeste no había ninguna cercana. A Valeria le encantó la idea y a partir de ahí le empezamos a dar una mejor estructura y se empezaron a sumar más personas”, relata Ramírez.
Actualmente se encuentran esperando la personería jurídica que ya está en camino, pero contar con este reconocimiento que se le hace a la asociación a nivel municipal es fundamental para poder vincularse institucionalmente. “Esto lo que le da es un marco de acción que posibilita que ellas a través de Casa Trans realicen determinadas gestiones, por ejemplo, que reciban ayuda alimentaria por parte de la provincia de Buenos Aires, entre otras”, señala Ramírez. Sin duda se trata de una acción que a su vez las visibiliza e incluye.
En primera persona
Cuando hablamos de «comunidad trans» nos referimos a aquellas identidades travestis, transexuales y transgéneros. El término trans refiere a las personas cuya identidad de género es diferente de su sexo asignado al nacer. Las personas trans, a lo largo de su vida, enfrentan distintas problemáticas y dificultades a la hora de querer acceder a derechos básicos, además viven en una sociedad que muchas veces discrimina, estigmatiza y excluye.
Esta situación también se ve reflejada en los números. Según el último informe publicado por el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans), se registraron durante los primeros seis meses de 2021 cincuenta y tres (53) crímenes de odio en donde “la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de derechos y la violencia”. Además, del total de las personas de la comunidad LGBT víctimas de estos crímenes de odio, el 76% de los casos corresponden a mujeres trans.
Diana llegó a Casa Trans hace dos años de la mano de Valeria, una amiga de hace años con la que había perdido contacto. Las redes sociales las volvieron a reunir para trabajar codo a codo en este proyecto. Su vida tampoco fue fácil, sin embargo, la lucha por salir adelante siempre estuvo presente. “Si bien hoy la sociedad tiene una mentalidad más abierta todavía hay personas que siguen teniendo pensamientos machistas. Antes nos poníamos mal o nos enojábamos con los prejuicios, ahora los intentamos ignorar para evitar pelear con medio mundo”, comenta Diana Trosset, Secretaria de Casa Trans del Oeste.
Además, cuenta que esos prejuicios y malos tratos, que estuvieron sobre todo muy presentes durante sus años de escolaridad, hicieron que abandonara sus estudios secundarios. “A nosotras nos catalogan como que tenemos que estar en una esquina, pero en realidad somos personas que merecemos y somos capaces de tener un trabajo digno como cualquier otra”, indica Trosset.
Conquistas y deudas pendientes
El año pasado el Congreso nacional aprobó la Ley 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para personas Travestis, Transexuales y Transgénero «Diana Sacayán-Lohana Berkins» con el fin de promover la igualdad real de oportunidades. Se trata de una normativa que establece que el sector público nacional debe reservar una proporción no inferior al 1% del total de cargos para las personas travestis, transexuales y transgénero.
La iniciativa constituye un avance para el colectivo LGBTI+ y es única en la región. Desde Casa Trans del Oeste entienden a esta política como una medida muy positiva siempre y cuando tenga una implementación plena. “A pesar de la importancia de su promulgación, lo del Cupo Laboral Trans está bueno, pero no se está haciendo como corresponde”, manifiesta Trosset.
Otra de las luchas que llevan adelante desde el colectivo trans tiene que ver con la posibilidad de jubilación para las personas trans o travestis mayores de 45 años. “Nosotras pasamos todos los procesos desde que nos perseguían, pegaban, humillaban, por eso la jubilación es una lucha. Muchas de nuestras compañeras quedaron en el camino por toda la violencia y el machismo que han tenido que padecer. Es importante que nos reconozcan a nosotras que somos las sobrevivientes”, agrega Trosset.
Sin duda, esto viene ligado a otra estadística que atraviesa a la comunidad trans. Según un estudio realizado en el 2014 por la Fundación Huésped y la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Argentina (ATTTA) la expectativa de vida de las personas trans es de 35 años. Las principales causas que explican esta realidad son los recurrentes homicidios transfóbicos que siguen ocurriendo, el abuso policial y el mal uso de la silicona industrial.
En cuanto a las deudas a nivel local desde la Casa Trans del Oeste mencionan la necesidad de contar con un espacio físico para poder desarrollar sus actividades. “Hoy la Casa Trans se encuentra ubicada en mi casa, donde yo alquilo. Somos 48 las que estamos acá en el distrito y venimos luchando hace mucho tiempo por conseguir un terreno para hacer nuestra casa. La idea es hacer algo abierto al público, a la comunidad, para que nosotras también podamos trabajar haciendo cursos u ofreciendo servicios de peluquería, costura, maquillaje, etc.”, dice Carrillo.
La posibilidad de contar con un lugar propio es fundamental para ofrecer a quien lo necesite un techo donde vivir y recibir la ayuda necesaria. Hoy las 48 personas que integran la Casa Trans se encuentran ubicadas en distintos lugares del distrito, en casas que alquilan y que no les permiten acompañarse de manera colectiva. Otra de las necesidades que tienen actualmente, teniendo en cuenta que se aproxima el invierno, pasa por la falta de ropa y abrigo. Por eso, cuentan con un ropero solidario, ubicado en donde hoy se encuentra la Casa Trans, Fortín Melicué 425 (Barrio Los Viveros) donde reciben donaciones de ropa y zapatillas.
Proyecto educativo
En el mes de febrero, fue presentado el proyecto de FinEs (Finalización de Estudios Primarios y Secundarios) para la Diversidad con sede en General Rodríguez. Esto fue gestado gracias a una articulación entre la Casa Trans del Oeste, Dirección de Entidades de Bien Público y un equipo de coordinadores docentes. Esta acción representa la primera experiencia de estas características en la Provincia de Buenos Aires y la segunda en nuestro país.
“Arrancamos con la idea el año pasado y nos pusimos en contacto con las autoridades del área de Educación. La idea no es que sea un espacio cerrado, la idea es integrar, pero construir primero un espacio seguro para que ellas puedan hacer la terminalidad educativa”, menciona Ramírez. Las clases del programa serán dictadas en la Fundación Hemocentro del Oeste, ubicada en la calle Moreno 851 gracias a que las autoridades del lugar brindaron su espacio para hacer posible este sueño.