El próximo 22 de octubre se llevará adelante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales a darse entre Sergio Massa por Unión por la Patria y Javier Milei por la ahora coalición de La Libertad Avanza y Macri-Bullrich. Si bien cada elección pone en juego derechos y años de desarrollo productivo, en esta ocasión estamos frente a un momento bisagra de los eventos futuros en nuestro país.
De un lado se encuentra el peronismo, encabezado por la figura que asumió la conducción en el momento de mayor crisis del actual gobierno, Sergio Massa, con un perfil de centro, de vínculos fluidos con casi todos los actores políticos nacionales e internacionales, y una agenda política propia que busca lograr la estabilidad económica y encontrar una senda de desarrollo en el nuevo panorama mundial.
Del otro lado, La Libertad Avanza encarna dos aspectos centrales: en primer lugar, el descontento con el rumbo económico y político luego de las elecciones de 2015, y el rechazo a los gobiernos tanto de Macri como de Alberto Fernández; por el otro lado, implica una alianza de clases que conduce ese descontento y las embandera detrás de las consignas más retrógradas de esos sectores que encabezan el movimiento libertario. No son sino la vieja oligarquía agroexportadora, aliada a la oligarquía industrial y financiera nacida de la última dictadura. Se equivocan los que piensan que los libertarios son una fuerza política de youtubers y excéntricos, si no ¿Por qué es Mauricio Macri el que da las órdenes ahora? Incluso si pudieran ocultar la conducción del presidente que endeudó el país a cien años, las ideas y consignas que militan los libertarios son inequívocamente viejas ideas de lo más rancio de las clases altas, expresadas sin pudor y sin filtro. Javier Milei es el candidato a presidente que defiende ideas económicas que solo pueden beneficiar a los más ricos en perjuicio del resto de la sociedad, todas sus demás opiniones y propuestas en relación la educación, salud, derechos, género, son calcos de los prejuicios conservadores y elitistas de las clases sociales mejor representadas por su vice, Victoria Villarroel, defensora de ex represores.
Massa se perfila como una figura que aspira a distribuir la riqueza en la medida que logren activar las ganancias del litio, el gas, y otros commodities, sin desestabilizar el sistema político o la democracia, y sin la intención manifiesta de quitar derechos sociales adquiridos en las últimas décadas. Milei en su reverso exacto: su llegada implica privatizar de manera completa las ganancias de las exportaciones con las que Massa quiere estabilizar la economía. Darle más poder al poder, bajo la premisa de que, si los ricos están contentos, más grandes serán las sobras que caigan de su mesa. Una hipótesis que además de humillante, ha sido corroborada como falsa una vez por década desde la conformación del estado argentino.
Razones para votar a Massa
1 – Una salida a la crisis inflacionaria: la falta de dólares es una de las causas fundamentales de la inflación (aunque no la única) y el atraso industrial. El gobierno de unidad nacional que plantea Massa aspira a subsanar esa falta crónica de divisas vendiendo gas, litio, soja, y sentar las bases para gradualmente ir hacia la estabilidad sin medias de shock como la baja masiva de salarios o el congelamiento de la actividad. Es la opción que propone un orden a mediano plazo y una recuperación gradual del ingreso de la sociedad. Milei en cambio no es más que el conjunto de las viejas recetas de Macri, de Menem, de Cavallo, de los gobiernos de facto, que cada quince años producen un salto en los niveles de pobreza y desigualdad social.
2 – La protección de los derechos laborales: Massa y el peronismo tienen en agenda la baja de la jornada laboral a medida que se estabilice la economía, para lo cual hay un gran margen dado el aumento de la productividad de casi todas las áreas de la economía. Por supuesto que esto se encontrará con la resistencia de los sectores empresariales acostumbrados a décadas de un modelo de trabajo que ya no tiene relación con la ganancia que obtienen. En la vereda de enfrente Milei, en el medio de un mundo girando hacia la menor carga laboral, propone la quita de derechos históricos como la protección contra el despido arbitrario, la jornada limitada, las vacaciones pagas, y el salario mínimo para así beneficiar a los sectores empresarios bajo la excusa de que al costar menor el trabajo están más incentivados a contratar personal. Esto se ha ensayado en el mundo y en la Argentina varias veces con resultados claros: el empleo queda igual, aumenta la informalidad, y los salarios y las condiciones laborales se precarizan profundamente. El modelo de desarrollo de Massa requiere de una población satisfecha, mientras que el de Milei necesita explotarla más para competir de la única manera en que los liberales saben hacerlo: bajando sueldo. Lo lamentable de esto último es que, incluso bajando los sueldos a cero, igual la Argentina no podría competir con las industrias de inversión elevada de Japón, China y EE.UU. En el fondo, no son más que ideas de patrón de estancia a quien el bienestar del trabajador le incomoda, pero de ninguna manera un plan de desarrollo.
3 – La conservación del sistema jubilatorio: Massa lleva una larga gestión desarrollando la primera etapa de Anses durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, y posteriormente trabajando para sostener las jubilaciones en el marco de la crisis y aumentar los beneficios para la población a través de este organismo. Préstamos a tasas que son la mitad de la media bancaria, pensiones, moratorias, IFE, AUH, entre muchas otras prestaciones. La Libertad Avanza quiere en cambio privatizar las jubilaciones otra vez bajo el modelo AFJP (Administración de Fondos de Jubilaciones y Pensiones) que en nuestro país ya se hizo durante el menemismo y dieron como resultado una estafa histórica a los jubilados con serias consecuencias para su salud y libertad económica. Ignora además que muchas personas no tienen jubilación por no recibir aportes y ataca a quienes reciben un plan social, aún en el marco de una economía que no ofrece suficiente empleo en blanco para la población. Independientemente de la percepción que se tenga de Massa, votar a una opción como Milei puede suponer una pérdida de derechos y seguridad económica en la vejez demasiado pesada para las generaciones futuras.
4 – Las prestaciones mínimas de salud: el sistema de salud y obras sociales no están en su mejor momento. Es el resultado de la acumulación de problemas en el marco de una crisis económica que lleva ocho años y cuyo autor no es otro que Mauricio Macri. Esa herencia recibida por Massa lo pone ante el desafío de que la salud vuelva a ser un derecho efectivo y no solo un párrafo en la constitución. El camino a recorrer es largo y no basta con solo aumentar el presupuesto. Massa aún no ha expresado un plan consistente para afrontar la situación. La razón para votarlo es la propuesta del espacio liberal: privatizar el sistema y abrir el mercado de órganos. Parece ridículo. Lo es. Digno de una distopía futurista, pero es así, defendido a viva voz por los candidatos del espacio.
¿Qué significa para la población privatizar la salud? Que todas las prestaciones gratuitas pasarán a ser pagas y virtualmente inaccesibles para la mayor parte de la población. Hablamos de tomografías, dentistas, obstetras, internaciones, o medicamentos que pasarán a valer más del 50% de un sueldo, y que obligarán a la población a estar en riesgo de salud por no poder afrontar enfermedades que no pidieron o accidentes de los que no son responsables.
Las personas con cáncer deberán hacer lo que muchos pacientes extranjeros hacen ahora en nuestro país, migrar para atenderse… o morir.
No es que el sistema actual no tenga problemas, se trata de que la alternativa empuja al endeudamiento o la pérdida de calidad de vida a quienes no puedan pagarlo, que serán la mayoría.
Sin mencionar el detalle de un mercado de órganos avalado por el estado con previsibles consecuencias inhumanas para la población más pobre. ¿Cuándo pedís por tu riñón?
5 – El odio hacia las minorías… y a las mayorías: Massa llama a un gobierno de unidad nacional, en contraste con el ataque constante que borda lo ilegal del espacio libertario. No hablamos solo del viejo odio al peronismo o a las identidades políticas de izquierda (mal llamadas comunistas), sino sobre todo a minorías raciales, identitarias, a características físicas, a las personas pobres, entre un etcétera cada vez más amplio. Hablamos de la quita de derechos como el aborto, la comparación de la homosexualidad con una enfermedad, gordofobia, aporofobia, xenofobia, la eliminación del matrimonio igualitario, la AUH, y la negación de las problemáticas de género. Es decir, vivir en un país donde el estado niega que una mujer sea golpeada por su pareja, o que mire para otro lado frente a actos violencia hacia minorías. Un país peligroso para todos.
6 – El aislamiento internacional: Massa no define el rumbo de la Argentina en términos ideológicos. Puedo acordar con EE. UU, La Unión Europea, o los BRICS+. Si hay una oportunidad de conseguir divisas, Massa no las rechazará. Milei en cambio, ya generó un conflicto internacional con los BRICS+ por acusar a sus miembros de comunistas (y a una potencia que pronto superará a EE.UU. con potencia nuclear, que además es prestamista de la Argentina). Massa es igual a relaciones interesadas. Milei es imprudencia de consecuencias imprevisibles.
7 – El sistema educativo: Massa necesita refundar el sistema educativo si aspira a un crecimiento industrial. No se trata de si quiere o no. Lo debe hacer para brindar al menos una parte de la mano de obra necesaria para el país. El sistema escolar es muy injusto y oculta la desigualdad económica, necesita transformarse por completo. Milei en cambio niega estos problemas y propone que, en vez de pensar la justicia escolar, es necesario enfocarnos en la libertad de elegir (que por cierto ya tenemos) a través de un sistema de vouchers ideado por un fanático liberal que colaboró con dictaduras en todo el mundo. Busque “Milton Friedman en Chile” en Google.
8 – Los recursos naturales y negacionismo climático: Massa propone un acuerdo entre nación, provincias y privados para vender o industrializar recursos como el litio. Milei no aspira a otra cosa que regalarlos a precio vil al sector privado sin ningún tipo de control o distribución de la ganancia.
Massa suscribe a las propuestas de gestión del medio ambiente en los foros internacionales. Si bien estos planteos son sumamente modestos en sus objetivos, dado el negacionismo extremo de Milei, Massa aparece casi como un ecologista.
9 – Los derechos humanos: ya no con no salir a defender con los mismos argumentos que los genocidas a la dictadura que arruinó por décadas el país, es suficiente para elegir a Massa. Solo Emilio Massera se ha defendido con las mismas palabras que ha usado Milei y su vice. Un país que reivindique la violencia del estado por la razón que sea es peligroso para sus ciudadanos.
10 – La Libre portación de Armas: Massa rechaza categóricamente que se arme a la sociedad, sobre todo por los efectos visibles que esto genera en los EE.UU. donde una vez al mes ocurre una masacre. Pero Milei no solo propone eliminar las restricciones legales que personas que nadie controla circulen con armas, también habla de la privatización de la seguridad lo en la práctica sería volver a las fuerzas de seguridad ya no un cuerpo con deberes públicos y obligaciones reguladas, sino un grupo de matones a sueldo.
Esta lista pretende abarcar lo más importante, pero no es completa. A la hora de pensar el voto en las próximas elecciones es fundamental qué clase de vida vamos a tener dependiendo de lo que votemos. Mucho está en juego, y un rapto de ira puede costarnos todo.