Ahorrando energía en nuestras casas contribuimos a disminuir los gases de efecto invernadero y las consecuencias del cambio climático.
En los ultimos años el consumo de la energía eléctrica se ha incrementado desmedidamente. Ya que cada vez estamos más inmerso en la actualización de las tecnologías y aparatos de calefacción o refrigeración del hogar, o sea, la modernidad junto a la tecnología, nuevos electrodomésticos y la falta de conciencia a la hora de consumir la energía eléctrica nos han hecho más que complicar la situación de consumo, sin contar con el deterioro al medio ambiente. Al mismo tiempo, una cultura que fomenta el consumismo extremo también profundiza esta problemática. La energía eléctrica ha revolucionado la vida del hombre y se ha convertido en un servicio vital, pero debemos utilizarla responsablemente. Debemos ahorrar en la mayor medida posible, para que las futuras generaciones también puedan disfrutar de los recursos y disminuyan las emisiones contaminantes relacionadas con su uso. Ahorrando energía en nuestras casas contribuimos a disminuir los gases de efecto invernadero y las consecuencias del cambio climático.
El efecto invernadero, consiste esencialmente en una trampa de calor. La radiación solar es absorbida por los cuerpos y se transforma en calor, éste se propaga en ondas infrarrojas que no pueden atravesar el vidrio y la energía queda atrapada dentro del recinto. Lo que hace en nosotros esto es que no podemos contrarrestar este tipo de efecto dentro de nuestro hogar, quizás en invierno pueda ser agradable pero en verano necesitaremos más energía refrigerada para disminuir tal efecto. Es así que gastaremos mayor energía eléctrica para compensar esa energía atrapada. Para esto debemos seguir algunas normas al construir, aislar las paredes y ventanas sin dejar de proteger el techo que es el que recibe la mayor parte de la inclemencia del tiempo.