Un 5 de noviembre de 1975 fallece enfermo en la clandestinidad donde permanecía desde hacía varios meses, Agustín José Tosco. Nacido un 22 de mayo de 1930 en la localidad de Coronel Moldes, 80 km. al Sur de Río Cuarto, provincia de Córdoba. Hijo de padres campesinos, luego de formarse, logra con la mayoría de edad ingresar al mundo del trabajo en el área de la electricidad, desde allí comenzara una carrera sindical que marcara su destino junto a sus compañeros en el sindicato de Luz y Fuerza hasta su muerte.
Necesitó trabajar junto a sus padres desde chico para ayudar en la casa. Luego de cursar el colegio primario, se trasladó a la ciudad para ingresar como internado a una escuela de Artes y Oficios. Al cumplir la mayoría de edad consiguió incorporarse al mundo del trabajo, como ayudante electricista en un taller electromecánico donde comenzara a forjarse, no solo el obrero, sino el representante autentico de sus compañeros. Por aquella época y aunque muy joven, ya había adquirido conciencia de los conflictos sociales, y había decidido también tomar partido por su clase, la de los trabajadores. A los 19 años fue elegido como subdelegado, y luego en 1952 llega a secretario del cuerpo de delegados de Luz y Fuerza de Córdoba, en 1953 gana las elecciones para la conducción del gremio en la provincia. Un año más tarde es elegido secretario gremial del secretariado nacional de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLYF).
Durante la década del sesenta es reelegido democráticamente como secretario general de Luz y Fuerza de Córdoba, esto se reitera permanentemente. Su liderazgo trascendía a su gremio, Tosco era ya un referente de las luchas populares más allá de su actividad gremial. “El Gringo” o simplemente “Tosco” como se le conocerá era por entonces la imagen de un obrero que defendía luchaba por otros obreros, mimetizado entre ellos de forma natural en los puestos de trabajo.
Participara activamente en la Confederación General de Trabajadores de la Argentina. Dentro de este espacio será un protagonista reconocido durante el “Cordobazo”, su presencia en las calles junto a los obreros de Córdoba era común a la hora de defender los derechos de los obreros fuere de la rama sindical que fuera. Es por esto que aun estando en la cárcel es elegido, además de dirigente máximo en su sindicato, como secretario adjunto de la CGT Regional. Al salir de prisión, Tosco regresa a Córdoba, en donde manifiesta que se aliaría con los peronistas surgidos de la base, del movimiento obrero organizado, pero no con la derecha burocrática sindical. Convencido anti burócrata, luchara durante su vida como dirigente no solo contra las patronales explotadoras, sino contra los traidores del movimiento sindical.
Tras la muerte del presidente Perón, su sucesora María Estela Martínez, aliada con la burocracia sindical y las bandas de extrema derecha que asolaban el país, intervienen nuevamente el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba. Esta intervención y el contexto de violencia contra los dirigentes del campo popular, provoca que Agustín Tosco, constantemente amenazado, se viera obligado a vivir en la clandestinidad.
Apoyado por los trabajadores de Luz y Fuerza, que aportan plata y lo esconden en diversas casas de militantes, no dejó de dirigir la actividad política del sindicato. En medio de estas terribles condiciones, se enfermó gravemente a causa de una infección, y a pesar de los esfuerzos de sus compañeros y que fue trasladado a Buenos Aires, la infección se había extendido y muere sin poder recibir la atención médica necesaria. Tenía tan solo 45 años cuando un 5 de noviembre de 1975 fallece en la clandestinidad donde permanecía desde hacía varios meses.
Agustín Tosco durante su corta vida luchó por la unidad de clase de los trabajadores y por eso no vaciló en abandonar la CGT oficialista, contribuyendo a crear la CGTA -como mencione anteriormente- junto a otros dirigentes sindicales y sociales. Posteriormente, luego de esta experiencia ayudara a crear el «Movimiento Sindical Combativo de Córdoba» y aun durante la clandestinidad, fiel a su coherencia de pensamiento participara en la «Mesa de Enlace de Fábricas en Lucha». Esto solo se explica porque el consideraba que había dos tipos de sindicalismo: el «participacionista», que pactaba con las patronales y el gobierno para entregar las luchas, y el «sindicalismo de liberación», de contenido clasista y con proyección política, basado en el rol independiente de los trabajadores para luchar contra el modelo y el sistema de explotación capitalista, por la sociedad justa o socialista como el concebía.
En la actualidad, el mundo del trabajo en la Argentina se enfrenta a un desafío enorme. El embate que prepara el gobierno, -cebado por el respaldo que un sector de la sociedad le dio en las últimas elecciones- está directamente apuntado a los derechos que durante décadas la clase trabajadora a fuerza de lucha ha ganado. Gran parte de la clase trabajadora que dio su voto de apoyo al gobierno aún no visualiza el verdadero objetivo de despojo que se cierne sobre ella, no solo es el aumento injustificado de los servicios públicos y de los bienes de consumo masivo; también van a venir por las jubilaciones, las vacaciones pagas, las indemnizaciones, las obras sociales, en fin todo lo que la clase obrera logro durante décadas de luchas y resistencia. En este contexto tan macabro, el pensamiento y la filosofía de lucha de Agustín Tosco se torna vigente; ya que siempre se centró en la permanente lucha contra la dependencia de los pueblos y en la necesidad de articular un espacio político-sindical para enfrentar y derrotar a las políticas anti obreras que los gobiernos de derecha como el actual lleven adelante. Porque como el sabia definir de que no puede haber democracia política, si no se democratiza la economía en favor de la clase trabajadora.