En la primera media hora del martes 19 de febrero, el ulular de las sirenas del camión de los bomberos anunciaba un nuevo incendio. Esta vez el incendio no era en un hogar, como el de Graciela Choeng, por ejemplo, el incendio fue en la escuela 14 del barrio de Güemes. Los daños fueron un aula modular deteriorada y una pared manchada con brea. No hay denuncia de robo.
En la conferencia de prensa que brindaron las autoridades, Diego Grossi decía lo siguiente: “claramente fue un hecho vandálico (…)” por otro lado el funcionario, Marcelo Basilota, también sumó sus declaraciones diciendo: “ya hemos vivido, con el tema del gas los sabotajes que hemos tenido, claramente hubo coincidencias, por eso lo denunciamos, en donde se rompió un medidor de gas o se alteraba un caño, o una chancha perdía, aparecía la prensa antes que el director. Motivada, ya sabemos bien, no vamos a reiterar este tema porque ya lo dije como 20 veces (…)” y en otro tramo agrego: “digo esto porque nosotros creemos; dios quiera no sea así, que no haya ningún tipo de intencionalidad política. Pero obviamente, no hay mucho camino para pensar. De que un loquito, un enfermo, vaya y prenda fuego una escuela, a mi realmente me cuesta creerlo (…)”. Hay en el discurso de Basilota, como en el de Grossi, una dirección, un sentido, acusar a la oposición.
Lo primero que hay que tener en cuenta es la grave problemática que está atravesando las diferentes áreas del municipio, por los recortes presupuestarios. El problema del gas, por ejemplo, que menciona Basilota, no tiene su origen en los sabotajes, el origen está en la desidia. Meses antes de lo ocurrido en la escuela de moreno, el conocido caso donde perdió la vida Sandra y Rubén, una escuela en el barrio Bicentenario era el centro de atención porque exploto una cocina, por suerte no término con saldos fatales. Lo de Sandra y Rubén vino a poner sobre la mesa todo lo que estaba por debajo, como el caso “Cromañón”. El entramado de corrupción se cobra vidas.
El señor secretario, parte en su análisis de un nivel cero de violencia, o sea de la supuesta existencia de un orden normal y pacífico. Si ampliamos la mirada, ese orden pacífico y normal esta sostenida por otra violencia, que no se ve, que es silenciosa.
La crisis política de Cambiemos se debe al modelo económico implementado como proyecto político. Si, en el día a día los y las trabajadores/as sufren las consecuencias de este modelo político y económico, entonces, en el fondo la violencia es una cuestión económica. Una cuestión económica porque se puso lo económico por encima de lo político, cuando esto es así el poder necesita oprimir, es violento. Ningún país del mundo tuvo políticas inclusivas cuando se implementó el neoliberalismo, el neoliberalismo no plantea eso, todo lo contrario, y lo dicen sus cultores, no lo esconden. El discurso de la meritocracia es la forma más formal que encuentra el neoliberalismo para calar en la sociedad. Hace unos días alguien me dijo este libro te va a gustar, el título del libro era: “Capitalismo solidario”. Ahora bien, no creemos en un capitalismo solidario, no creemos porque el capitalismo funciona mediante la explotación de recursos naturales, mediante la explotación humana etc. Hay en el título de ese libro, como en el discurso meritocrático una violencia feroz que es la base objetiva de la violencia que se presenta como explicita, subjetiva.
La trama que está por debajo del discurso violento de los dos secretarios, es el panorama político de un año electoral. Las denuncias conocidas en los medios nacionales, donde el intendente local quedo expuesto, la derrota en las últimas elecciones, dan la pauta que están contra las cuerdas. En fin, este hecho vandálico, que es un hecho que hay que investigar bien a fondo, les cayó como anillo al dedo, para instalar en la opinión publica una imagen negativa de la oposición. No es la primera vez que lo hacen, ni en el plano local, ni en el plano nacional. En conclusión si la violencia que viene encarnada en el lenguaje, pero que su raíz es este injusto sistema, es el arma que usan ellos como método político, la forma de enfrentarla es generar organización en los barrios para discutir las políticas que queremos para nosotros/as.