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EFEMÉRIDE | 20 DE NOVIEMBRE
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[intense_dropcap]E[/intense_dropcap]l 20 de noviembre quedo establecido en la Argentina como el día de la Soberanía Nacional. Fue propuesto y aprobado en el Congreso en 1974 junto con la repatriación de los restos de Juan Manuel de Rosas, siguiendo el pedido del historiador José María Rosa, y promovido a feriado nacional por Decreto de Necesidad y Urgencia el 3 de noviembre de 2010, año del Bicentenario argentino.
La Batalla de la Vuelta de Obligado se produjo el 20 de noviembre de 1845, en aguas del río Paraná. Enfrentó a la Confederación Argentina, liderada por el gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas y a la escuadra anglo-francesa, cuya intervención se realizó con el pretexto de lograr la pacificación ante los problemas existentes entre Buenos Aires y Montevideo. Pero en realidad pretendían lograr garantías que permitieran el comercio y el libre tránsito por el estuario del Plata y todos los ríos interiores pertenecientes a la cuenca del mismo. La escuadra anglo-francesa estaba formada por 11 buques de combate que navegaban por el río Paraná desde los primeros días del mes de noviembre.
La principal fortificación argentina se encontraba en la Vuelta de Obligado, donde el río tiene 700 mts. de ancho y un recodo pronunciado dificultaba la navegación a vela.
El general Lucio Mansilla hizo tender, de costa a costa, sobre 24 lanchones, tres gruesas cadenas. En la ribera derecha del río montó 4 baterías artilladas con 30 cañones, los que eran servidos por una dotación de 160 artilleros. Además, en las trincheras había 2000 hombres al mando del coronel Ramón Rodríguez y un único buque de guerra- el Republicano – que tenía como misión cuidar las cadenas que cruzaban el río. El combate se inició al amanecer con múltiples bajas por parte argentina: 250 muertos y 400 heridos, 21 cañones de la batería cayeron en poder del enemigo que los inutilizó. Los agresores, por su parte, tuvieron 26 muertos y 86 heridos y sufrieron grandes averías en sus naves que obligaron a la escuadra a quedarse 40 días en Obligado para reparaciones de urgencia. Las repercusiones de la batalla tuvieron gran difusión en toda América.
La victoria anglofrancesa resultó pírrica: tanto la decisión de las fuerzas defensoras, como las complicaciones que imponía el sinuoso cauce del Paraná a la navegación, hacían excesivamente costoso intentar nuevamente la navegación del mismo en contra de la voluntad del gobierno argentino. Chile y Brasil cambiaron sus sentimientos – que hasta entonces habían sido hostiles a Rosas – y se volcaron a la causa de la Confederación.
El Combate de la Vuelta de Obligado es la expresión a cañonazos de un conflicto que recorre toda la historia argentina: la disputa entre las ambiciones de las dirigencias vendepatrias asociadas con las potencias exteriores del momento, enfrentadas con los intereses de los sectores populares que encontraron la fuerza de su expresión en figuras como Rosas, Yrigoyen, Perón y los Kirchner. El combate de la Vuelta de Obligado es, junto al Cruce de los Andes, una de las dos mayores epopeyas de nuestra Patria. Una gesta victoriosa en defensa de nuestra soberanía, que puso a prueba exitosamente el coraje y el patriotismo de argentinas y argentinos, que se pretendió silenciar por la historiografía liberal escrita por la oligarquía porteña, antipopular y europeizante, vencedora de nuestras guerras civiles del siglo XIX.
Hemos librado combates de Obligado a lo largo de toda nuestra historia. Algunas veces hemos perdido ante la alianza de los poderosos de afuera con los traidores de adentro: por ejemplo, el endeudamiento venal que hoy permite que en vez de cañonazos como en 1845 intenten doblegarnos con presentaciones de los fondos buitre ante los tribunales norteamericanos. También fuimos derrotados cuando se vendieron empresas estratégicas a precio vil. Pero hemos vencido en algunos enfrentamientos con Yrigoyen, en muchos con Perón y la década kirchnerista nos permitió enorgullecernos por rotundas victorias en modernos combates de Obligado: la nacionalización de YPF, de Aerolíneas, de los fondos de pensión, la negativa al ALCA, con el estrechamiento de relaciones con las naciones latinoamericanas hermanas, la independencia del FMI, los avances científicos y tecnológicos siempre saboteados por los que se arrogan esas armas de dominio con exclusividad, entre otras cosas. Nunca olvidemos que al igual que la Guerra del Paraná la ganaron los sectores populares cuando encontraron un líder como Juan Manuel de Rosas; serán, y han sido, siempre estos sectores los que llevarán la vanguardia en la lucha social por una patria más equitativa y más justa.