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EFEMERIDES| GERMAN DONNESTAG
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“CUANDO EL PUEBLO HIZO TRONAR EL ESCARMIENTO”
Bajo el lema “que se vayan todos”, renuncia el 20 de Diciembre del 2001 el presidente Fernando de la Rúa. Una larga recesión provocada por pésimos manejos económicos neoliberales dio lugar a una crisis humanitaria y de representación política como nunca se había vivido en nuestro país.
[intense_dropcap]L[/intense_dropcap]a crisis del 2001 fue una crisis económica y social que derivó en una crisis política e institucional. Fue potenciada por una pueblada que fue la resultante de años de políticas neoliberales que, como la panacea que iba a solucionar todos los problemas, fue impuesta a partir de la elección de Carlos Menen en 1989. El saqueo económico al que fue sometido el país desde entonces, a partir de las privatizaciones, entregando nuestro patrimonio al mejor postor, hizo las mieles de las empresas tanto multinacionales como autóctonas. Idearon las llamadas “ingeniería de negocios”, de las que seguramente participaba nuestro actual jefe de Estado y el sequito que lo acompaña; recordemos la concesión obtenida por su padre del Correo Argentino. Se quedaban con las empresas públicas por monedas, llevando al país a un callejón sin salida. Esto fue permitido por políticos ineptos y corruptos a los que se les impidió la continuación de la fiesta, cuando el pueblo, arto, hizo tronar el escarmiento.
El gobierno de Fernando de la Rúa había asumido el 10 de diciembre de 1999, en medio de una creciente recesión económica, favorecida en parte, por el mantenimiento de la ley de convertibilidad, vigente desde 1991, en la que se establecía una paridad 1 a 1 con el dólar. Dicha ley empezó a manifestar sus falencias y para mantenerla se dependía del ingreso de divisas con el consiguiente endeudamiento del país. Este, se veía indefenso frente a la baja del precio de los granos y las imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que provocaba simultáneamente el encarecimiento de los créditos a los que podría acceder la Argentina y el refinanciamiento de la deuda externa a intereses usurarios.
La crisis se hizo insostenible a partir del 29 de noviembre de 2001, cuando grandes inversionistas retiraron sus depósitos de los bancos y el sistema bancario colapso por la fuga de capitales junto a la decisión del FMI de no refinanciar la deuda.
Como no podía ser de otra manera, de acuerdo a las políticas neoliberales, echaron mano a las reservas particulares del pueblo trabajador, disponiendo arbitrariamente de los fondos de cada uno de los argentinos, con la excusa de evitar la fuga de capitales.
El “corralito” como se dio en llamar a la política aplicada para tal fin y diseñada por el Ministro de Economía, Domingo Cavallo, restringía el retiro de efectivo de los bancos. La medida, afectaba principalmente a las personas con ingresos informales, sobre todo a los trabajadores no registrados por las empresas. Se habían duplicado en 2001, respecto a 1994, llegando al 44,8 por ciento.
La reacción popular fue altamente negativa, en especial la de la clase media. Ya se habían generado protestas en todo el país provocadas por el enorme índice de desocupación y pobreza a partir de las políticas neoliberales. Políticas que habían producido también, la emergencia de nuevos movimientos sociales. Estos grupos, afectados por sus necesidades no satisfechas, con un Estado ausente y declinante, buscaban otros espacios de participación y empezaron a hacerse cada vez más visibles llevando a cabo medidas de acción directa.
Durante todo diciembre, hubo protestas de ciudadanos auto convocados en todo el país, sin la mediación de partidos políticos, sindicatos, ni organización formal alguna. El 19 de diciembre se generalizan, al decretar el presidente De la Rúa el estado de sitio, sin seguir la vía constitucional correspondiente. Demostraba así, que el único camino que le quedaba, dada su ineptitud, era el de la represión. Hace el anuncio por los medios de comunicación e inmediatamente estalla la protesta en todo el país, haciendo sonar las cacerolas, pidiendo su renuncia y dando inicio a lo que se llamó “el cacerolazo”.
A pesar del estado de sitio decretado, el 20 de diciembre un gran grupo de personas se concentró frente a la casa de gobierno exigiendo la renuncia del presidente De la Rúa comenzando a corear la consigna que caracterizó a la protesta: “que se vayan todos”.
La represión no se hizo esperar. En el marco de la protesta se asesinó a través de las fuerzas de seguridad a 39 personas en todo el país. Por fin a las 19 horas con el pueblo en la calle a pesar de la represión, renuncia De la Rúa escapando de la casa de gobierno en un helicóptero. Imagen esta, que perdurará en la memoria colectiva para siempre.
Todavía en 2016 la mayoría de las investigaciones sobre los asesinatos acaecidos en esos días, se encuentran paralizadas o no han sido elevadas a juicio. Vaya desde aquí nuestro homenaje a los compatriotas caídos, sedientos todavía de justicia.