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01-12-1955 | 01-12-2016
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Este 1 de diciembre se conmemora un hecho trascendente, que ayudó a cambiar las cosas en lo que respecta a los derechos civiles de las personas afroamericanas. El hecho tuvo como protagonista a Rosa Parks. Una humilde mujer, que consiguió dar el primer paso, para generar un cambio en la cultura y en la filosofía de vida de la nación, al negarse a ceder su asiento a una persona blanca en un autobús de Montgomery (Alabama).
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[intense_dropcap]A[/intense_dropcap]quel 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks tenía 42 años. Afroamericana, natural de Montgomery, Alabama, e hija de un carpintero y una maestra de escuela. De profesión, costurera. ¿Porque la recordamos hoy? En aquellos años, los negros sufrían en EEUU la humillación de no poder compartir con los blancos los mismos lugares públicos: escuelas, restaurantes, salas de espera. La segregación llegaba al punto de que en los baños se mostraban letreros de «sólo blancos» o, directamente, «negros no». Gente como Rosa Parks tenía claro que las cosas podían cambiar.
Ese día se subió a un autobús público para volver a su casa, se sentó en un lugar que era para blancos. Cuando intentaron moverla de allí, ella se resistió, negándose a ir a sentarse en otro lugar. La policía llegó y se la llevó por perturbar el “orden establecido” pero sin embargo, el caso trascendió y acabó por dar voz a los movimientos por el fin de la segregación que ya habían comenzado a hacerse notar. Como sabemos un pequeño acto de rebeldía, puede generar un cambio de rumbo de la historia, y este hecho tan simple fue el motor del cambio que la sociedad norteamericana necesitaba.
Pero hay otra mujer cuyo nombre también debería ir acompañando al de Rosa Parks en todos los homenajes y que es injusta y frecuentemente olvidado: Claudette Colvin, una adolescente de quince años que nueve meses antes (el 2 de marzo) había hecho el mismo acto al no querer levantarse para que una mujer blanca se sentase. Esta historia de dos mujeres, guarda en común no solo su entrega y su capacidad a decir que no, frente a los atropellos perpetrados no solo contra ellas, sino contra sus semejantes, sus iguales. Podríamos decir mucho más de ellas, pero quiero resaltar que no fueron mujeres especiales, fueron mujeres como las vemos a diario en nuestros cotidianeidad. Cabe señalar lo que las hizo distintas al resto, fue su capacidad a decir que no; no a la injusticia, no a la violación de los derechos humanos, no al individualismo, no a aceptar lo inaceptable.
En su momento el caso de Parks, se convirtió en un ícono del movimiento pro igualdad en Estados Unidos cuando el presidente de la NAACP, Edgard Nixon, repartió más de 35 mil folletos para iniciar un boicot de autobuses en Montgomery, donde se pedía a los negros prescindir del uso de cualquier transporte público.
El boicot duró un total de 381 días. En este también participó Martin Luther King, quien en ese tiempo era poco conocido pero ya perfilaba su entrega a la lucha por la dignidad. Tras la pérdida del 75% de los usuarios de transporte, se crearon nuevas leyes, y las compañías tuvieron que ceder para igualar el acceso y uso de los autobuses a cualquier persona, sin distinciones raciales. “Tired of giving in”- cansada de ceder, fue la frase que enarboló Rosa Parks en su lucha contra la discriminación. Su rotundo “No” se convirtió en un ejemplo de digna determinación, y aunque no fue el primero, generó una transformación cultural y hasta la fecha continúa siendo referencia para las luchas civiles alrededor del mundo.
“La discriminación de los negros está presente en cada momento de sus vidas para recordarles que la inferioridad es una mentira que sólo acepta como verdadera la sociedad que los domina”
Martin Luther King.
Estos dos testimonios históricos nos cuentan, que se necesita de alguien con el suficiente coraje y la suficiente determinación, para generar una corriente de cambio. Pero lamentablemente esta fórmula también es válida para alguien con ideas retrogradas. Ideas como las que el mundo ve hoy avanzar casi sin contención de ningún tipo. Europa y Estados Unido, lugares que conocieron en tiempo pasados, el nacimiento de valores democráticos y Revolucionarios, hoy son el lugar del resurgimiento de principios filosóficos que creíamos superadas por la humanidad toda.
Esta realidad nos convoca a no adormecernos jamás. La lucha por los derechos humanos requiere de la autoderminación y la perseverancia de los grupos discriminados y vulnerados, y un acompañamiento de la ciudadanía. Ciudadanía que se considere así mismo lo suficientemente capas de ser la reserva ética y moral, que contenga cualquier intentos de reimplantar una filosofía basada en el racismo y en la superioridad racial; sin importar donde sea que nos encontramos en este mundo.
Porque el problema del racismo no es solamente contra los de origen afro, también se manifiesta en cada barrio cuando un pobre cree en la mentira que por culpa de otro pobre nacido en otro país, él es pobre. Desconociendo que lo que los empobrece a ambos no es el origen, sino el sistema donde ambos son víctimas de este.